La ‘frecuencia cardíaca’ del barrio Corazón de Jesús, en el norte de Quito, se está acelerando por la inseguridad que viven los habitantes.

El temor de que un grupo de delincuencia organizada pretenda tomar el control de la zona podría causar una ‘taquicardia barrial’.

Y no es para menos. Vecinos como Pablo Balza han dejado de salir a trotar por las tardes en una cancha de arena porque la misma ha sido ocupada por miembros de una presunta agrupación delictiva. “Pasan fumando estupefacientes”.

La noche del sábado 4 de marzo, una brigada de seguridad conformada por vecinos hizo un patrullaje para evitar que estas bandas ‘pudran’ al sector Corazón de Jesús.

Mientras recorrían la calle Jaime Hurtado González, un hombre ensangrentado pedía auxilio desesperado. Quienes lo perseguían, al ver al grupo de moradores, retrocedieron y se metieron en un terreno baldío, cerca de la cancha en la que entrena Balza.

No se atrevieron a ingresar por su cuenta al sitio y llamaron a la Policía, la cual armó un operativo. Dentro del parque oscuro estaba reunido un grupo de jóvenes con banderas y simbología que representa a la banda Vatos Locos.

El líder del grupo les dijo a los uniformados que estaban reunidos para una actividad social, pero esa historia no se ‘la comieron’ los vecinos. La semana pasada, ellos organizaron una minga para pintar varias paredes de un parque en las que estaban dibujadas símbolos representativos de esta organización.

Ganan territorio

El teniente Stalin Chango informó que están desplegados agentes de inteligencia para conocer las causas por las que esta banda estaría ‘migrando’ a Corazón de Jesús.

Ana Minga, perfiladora criminal, explicó que en el país se está viviendo un fenómeno de territorialización por parte de los grupos delictivos.

Según el análisis de la experta, el Estado ha perdido el control del territorio mediante la fuerza pública y esto es aprovechado por las bandas que están al margen de la ley.

Y el objetivo, a criterio de Minga, sería para ganarse una tajada del pastel del narcotráfico. “Bandas como los Vatos Locos, que tenían intereses sociales y fueron consideradas culturas urbanas en su tiempo, ahora pretenden meterse en el negocio”.

La experta añadió que estas bandas también aprovechan la crisis económica que vive el país y el desempleo para reclutar a más personas.

Denuncias

Kléver Gualavisí pide a las autoridades que compongan las luminarias que limitan los barrios de La Planada y Atucucho, en el norte de la capital.

El morador afirma que hay una calle sin asfaltar que se convierte en un peligro por las noches. “Hay que darse la vuelta para no ser asaltado en ese tramo”. 

Por otro lado, estudiantes de una universidad ubicada en el centro norte de Quito se han convertido en el blanco de los delincuentes. Cuando salen por la calle Gilberto Gato Sobral suelen ser atacados por motorizados que aprovechan que la calle es desolada.