Por donde hace unos años se hacían caminatas familiares para llegar a la cima de El Panecillo y volar cometas, ahora hay indigentes, asaltos y deforestación. En el lado sur de la elevación se asienta el barrio La Patagonia. De allí, algunos vecinos han visto salir camiones cargados con madera, aparentemente de árboles talados de la ladera. “Los últimos que vimos salieron el domingo en la tarde”, contó a EXTRA Luis Mishqui, un morador.

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No se sabe exactamente de qué parte se habrían cortado los árboles. “En el cerro hay eucaliptos. Dicen que los usan para los muebles”, agregó.

Carlos Tipantuña comentó a EXTRA que él sí cortó un par de árboles que estaban demasiado cerca de su vivienda y que representaban un peligro. “Hace unos meses ya se cayeron y afectaron mi casa. Por suerte no había nadie dentro, sino alguien hubiera muerto”, explicó.

Con los vientos fuertes de la época seca el temor volvió, pues había dos ejemplares que generaban riesgos. “Saqué permisos en el Municipio. Fue un trámite por cada árbol”, relató.

La Secretaría de Ambiente confirmó que Carlos sí cumplió con esos trámites y que las denuncias de los demás vecinos no han llegado hasta la entidad. “La Epmmop realizó el retiro planificado (autorizado) de dos ejemplares de eucalipto. Es decir, no hay delito”, informaron desde el departamento de comunicación.

Otro vecino, que no quiso identificarse, contó que la carga de la madera llamó la atención de todos. "Se escuchaban las máquinas, se pudo ver algunos troncos caídos, pero no supimos de qué se trataba”, dijo.

La Agencia Metropolitana de Control (AMC) también fue consultada. Sin embargo, indicaron que en la entidad “no se ha levantado ningún proceso debido a que no hay una denuncia formal”.  Ambiente agregó que se investigará si existe explotación de madera en la ladera, lo que sería sancionado, pues es espacio público.

Cristian Rivera, experto en Gestión de Riesgos, explicó que el eucalipto es bastante apetecido para hacer muebles, tablones para construcción, encofrados y para apuntalar estructuras. “No es una especie endémica, pero es común encontrarla en Quito”, explicó.

El peligro de cortar los árboles de las laderas de las montañas es que la erosión del suelo se hace más evidente. “Los árboles protegen la capa superficial”, agregó. Al no existir esa protección, en épocas lluviosas facilita que haya deslaves y partes del cerro se vayan abajo, ocasionando daños a las viviendas.

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Eso no es todo, estos bosques son el hábitat de especies de plantas y animales, por lo que se alteran los microsistemas. “Además dan sombra y purifican el aire. Ayudan, porque el aire de la ciudad cada vez tiene menos calidad”, aseveró.

La tala de árboles no es la única preocupación de los vecinos, pues al ser una zona boscosa es aprovechada por los sin techo para dormir. “Incluso, han hecho carpas con plásticos. Nosotros los hemos sacado”, contó Carlos Tipantuña.

Los moradores han sido asaltados, sobre todo en las noches, por personas que se refugian entre la maleza. “También han ocasionado incendios con sus fogatas o cuando se ponen a fumar aquí”, reiteró el vecino.

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