Deambulan por la ciudad, sucios y flacos. Los animales callejeros en Guayaquil son tantos que podrían llenar tres veces el estadio de Barcelona (con capacidad para 59.283 personas), según datos oficiales, y sobrarían 10.000 más.

La reproducción descontrolada de perros y gatos sin dueño hace que tengan crías que, probablemente, también acaben a la intemperie, con todos los efectos que eso conlleva.

Abandonarlos a su suerte, dejándolos en cartones en algún parque de la ciudad, es la primera opción para muchos. Otra es la esterilización, un plan al que apunta el accionar municipal. Sin embargo, lo que se necesita es sumar más esfuerzos y crear conciencia en la ciudadanía.

Según un cuestionario respondido por Shirley Moreno, directora municipal de Bienestar Animal, aproximadamente hay 190.000 animales deambulando por las calles de la ciudad, dato recabado a través de un estudio hecho por el Cabildo. Por eso, indica la funcionaria, entre otras acciones impulsan la esterilización gratuita, el rescate y la adopción responsable (ver cifras a continuación).

Estefanía Pareja, de la fundación Rescate Animal Ecuador, sostiene que gatos y perros en abandono se vuelven prácticamente silvestres, se juntan en un sector y atacan a otros, o incluso a personas, pues buscan sobrevivir.

En respuesta a ese comportamiento, muchas personas los envenenan. “No solo es cruel, actualmente es un delito. Además, están liberando espacio para que lleguen otros animales”, recalca.

Sin embargo, desde su punto de vista, hasta cierto punto es injusto culpar completamente a la gente, pues no cree que haya un proceso de educación hacia ellos que les permita comprender qué es maltrato y cómo mantener una tenencia responsable de mascotas.

Moreno indica que Bienestar Animal realiza campañas educativas y de socialización de la ordenanza para la protección, tenencia y control de animales, para resaltar las consecuencias legales del abandono. Añade que brindan atención gratuita a las mascotas para evitar que sean desamparadas.

La veterinaria Eliana Molineros comenta que los animales tienen enfermedades que pueden transmitir a los humanos, proceso que en términos médicos se conoce como zoonosis.

“Las parasitosis más frecuentes suelen ser las intestinales, que podrían provocar vómito o diarrea en los ciudadanos más vulnerables, los que han tenido más contacto, o cuyo sistema inmunológico está comprometido”, explica.

En su criterio, la mayor necesidad en la ciudad es fortalecer tres procesos: vacunación, desparasitación y esterilización. Para eso es vital tener el número estimado de animales con los que se va a trabajar en la ciudad.

EL DEBER CIUDADANO

La doctora Molineros comenta que en ciertos barrios hay animales ‘comunitarios’; es decir, no pertenecen a una persona específica, todos los vecinos los cuidan y alimentan. Esta es una buena práctica que debe repetirse en otras zonas, dice, pues los problemas con los animales de la calle “sobrepasan las capacidades de las instituciones públicas y de las fundaciones”.

Acota que Países Bajos es una de las naciones con mejor control de animales. Esto se logró luego de poder precisar el número de ejemplares que tenía. Con esa cifra se propusieron esterilizar al 10 % anual y después de 10 años redujeron en un 70 % la cantidad de animales callejeros.

Añade que puede resultar complejo hacer completamente la misma acción, pero es un ejemplo en el cual basarse; es decir que no basta con dar mimos al animal cuando está pequeño, sino también cuidados efectivos cuando los necesite.