Este sábado 22 de febrero, el Papa Francisco experimentó una crisis respiratoria mientras se encontraba en el hospital Gemelli de Roma. El Vaticano informó que su estado de salud es "crítico" debido a complicaciones graves. Los médicos han indicado que el Pontífice sufrió de una fuerte anemia, por lo que fue necesario administrarle oxígeno y realizarle una transfusión de sangre para estabilizar su condición.

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Riesgo principal: sepsis

Durante una rueda de prensa, el cirujano Sergio Alfieri y el doctor Luigi Carbone, encargados de la atención médica del Papa, hablaron sobre el principal riesgo al que se enfrenta Jorge Bergoglio en su situación actual. Según el cirujano Alfieri, el mayor peligro es la sepsis, una condición que ocurre cuando los gérmenes de los pulmones se trasladan a la sangre, lo que podría ocasionar una caída peligrosa de la presión arterial y un shock. Esta afección también pone en riesgo el funcionamiento de órganos vitales como los riñones, el hígado, los pulmones y el sistema nervioso central.

Los expertos explicaron que los síntomas de la sepsis no provienen directamente de los microorganismos, sino de la respuesta química del cuerpo ante la infección. En este caso, el Papa Francisco sufre de una neumonía bacteriana, lo que incrementa significativamente el riesgo de desarrollar esta complicación grave.

Conciencia del Papa sobre su estado de salud

El equipo médico destacó que el Papa Francisco es consciente de la gravedad de su estado. A lo largo de su vida, ha solicitado siempre conocer la verdad acerca de su salud. A pesar de la seriedad de su situación, los médicos están reduciendo gradualmente algunos medicamentos y han señalado que está respondiendo positivamente al tratamiento.

Hasta el momento, el Pontífice no requiere soporte de máquinas, y respira con oxígeno a través de prótesis nasales que le permiten mantener una respiración espontánea. El Papa también pasa parte del día sentado en un sillón, y el viernes pasado, se dirigió a la capilla de su suite en el hospital para rezar.

Los médicos informaron que el Papa permanecerá en el hospital el tiempo necesario para su recuperación. Una vez estabilizado, se espera que regrese a su residencia en la Casa Santa Marta, en el Vaticano. En cuanto a su afección, se espera que la parte aguda de la enfermedad se resuelva, aunque la condición crónica, como la bronquitis que ha padecido durante un tiempo, podría continuar.

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