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Padre del niño asesinado en Guayaquil ya no puede con tanto dolor... “¡A mi hijo le perforaron el corazón, a mí el alma!”
El progenitor relató las últimas horas que compartió con su hijito y cómo murió en sus brazos. Su abogado dice que el agente que repelió el ataque del delincuente actuó de forma negligente. Policía se defiende.
Aunque a su cuerpo no ingresó ninguno de los cuatro proyectiles que perforaron a su hijo de 11 años y le produjo la muerte, el dolor que embarga a Tomás Obando ha destrozado su corazón. No puede más...
El menor de edad fue asesinado a las 18:10 del domingo pasado, durante un enfrentamiento entre un delincuente que llegó a una heladería para asaltar a los comensales y un policía que trató de detener la acción del malhechor, cuyo cómplice lo esperaba en los exteriores del local a bordo de una motocicleta. Esto ocurrió en las calles Rosa Borja de Icaza y Maracaibo, en el Barrio del Centenario, sur de Guayaquil.
El progenitor relató que a las 17:30, junto con sus dos hijos (la más pequeña de 7 años) y su esposa salieron de su domicilio, ubicado en el Barrio del Seguro (sur) para compartir un agradable momento en familia.
“Como nunca mi hijo insistió en que quería comer helado. Por la pandemia casi no los sacaba de casa. Estábamos escogiendo los sabores y mi esposa nos esperaba en la mesa. En ese momento llegó el delincuente, saqué mi celular y se lo iba a entregar, pero el policía dijo ‘alto, policía’ y se formó la balacera, pude lanzar a mi niña al piso, pero mi niño salió corriendo y en se momento recibió los disparos”, recordó entre lágrimas el padre.
Con dolor relató que su hijo recibió cuatro disparos y que mientras lo trasladaba al hospital pudo observar que tenía una herida en el corazón, otra en un brazo y una más en la espalda.
“Le decía tranquilo papi, esto es una pesadilla, pero él ya no podía respirar, cuando llegó a la clínica me dijeron que ya no tenía signos vitales. Nunca pensé que me iba a pasar a mí. Estaba cansado de ver tantas noticias de delincuencia. A mi hijo la bala le partió el corazón, a mí me rompió el alma”, agregó.
El padre, además, hizo una reflexión, pues espera que la muerte de su hijo haga que las autoridades tomen medidas para acabar con el hampa que azota a la urbe porteña.
“¿Qué van a hacer las autoridades?, deberían crear un plan estratégico y ayudar a la Policía y los policías deberían pensar antes de reaccionar?”, sostuvo.
Cuestionan acción policial
Joselito Argüello, abogado que representa a la familia del menor asesinado, aseguró que existió negligencia por parte del uniformado por enfrentarse con un delincuente en un lugar cerrado y en donde estaban varias personas.
“El daño colateral iba a ser el daño a un tercero, repudiamos el accionar tanto de la Fiscalía como de la Policía, porque el padre del menor no recibió la ayuda necesaria. Vamos a presentar una denuncia en contra de la ministra de Gobierno y de la Policía Nacional, porque ellos no son garantes de nuestra seguridad, sino de nuestra inseguridad y eso ya no podemos permitir”, señaló.
El coronel Jorge Hadathy, jefe subrogante del distrito Sur, explicó que el delincuente al ingresar manifestó “esto es un asalto”, pero al ver al policía se asustó y por eso realizó una detonación y el gendarme hizo uso de su arma de fuego.
“Lastimosamente en este cruce fortuito estaba una familia. El policía luego de este evento salió atrás del delincuente para capturarlo, pero estos huyeron en una moto. El gendarme puso una denuncia en la Fiscalía por intento de asesinato. Él no ha sido sancionado, porque si no hubiera actuado caía en el delito de omisión, ya que el ladrón disparó y el policía lo que hizo fue repeler el ataque”, sostuvo.
Otra víctima
Falleció comerciante baleada hace 15 días
Otra víctima colateral de un enfrentamiento fue la venezolana Amalia Sandoval, de 54 años. Ella falleció la noche del domingo, tras permanecer 14 días hospitalizada. Laboraba como vendedora y fue herida de bala el pasado 4 de octubre en las calles Pedro Carbo y Luque.
En ese sector cuatro asaltantes intentaron llevarse la cartera de una mujer que hacía fila para ingresar a un banco. Un policía encubierto, que custodiaba el sector se percató de lo ocurrido e impidió la acción de los delincuentes originándose un enfrentamiento.