Mientras las series narcos presentan a las ‘muñecas de la mafia’, en Quito existen las ‘señitos’ de la mafia: tres mujeres con un historial delictivo, involucradas en crímenes como tráfico de drogas, asesinato, robo, estafa y extorsión. Estas ‘señoras’, quienes serían líderes de facciones criminales que responderían a órdenes de Los Lobos, son señaladas de haber han sembrado el pánico entre los habitantes de Quito. 

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La Policía reconoce que el modo de operar de estas mujeres es más contundente, y que las estructuras que lideran tienen menos vulnerabilidades que aquellas dirigidas por hombres. El asesinato de César Maldonado, ocurrido en la avenida José María Alemán, más conocida como La J, en Solanda, un sector popular del sur de Quito, reveló el trabajo de una de estas mujeres, conocida con el alias de La Patrona. Ella sería la cabecilla de una banda conformada por colombianos y venezolanos que extorsionan a los comerciantes de esta calle.

Maldonado fue disparado siete veces mientras guardaba su mercadería la noche del 14 de diciembre de 2024. Según los policías del sector, era cuñado de La Patrona y no habría accedido al pago de una ‘vacuna’ diaria de 10 dólares por usar un espacio en La J para vender su mercadería. Según el sistema de la Fiscalía, la supuesta cabecilla tiene algunas denuncias en su contra por intimidación, una de ellas interpuesta por Maldonado. Además, la Función Judicial indica que la mujer tiene tres procesos por contravenciones, dos por lesiones y un caso archivado por estafa.

EXTRA recorrió La J para dialogar con los comerciantes, y la mayoría teme hablar de la señora. Sin embargo, uno de ellos accedió a contar que La Patrona suele estar acompañada de cuatro o cinco sujetos para extorsionar. Añadió que tuvo que pagar 20 dólares el 31 de diciembre para vender canelazos durante el festejo de Año Nuevo.

Familiares de Maldonado mencionan que la presunta líder de una red de extorsión habría salido del país. Sin embargo, el coronel Pablo Luna, jefe de coordinación operacional de la Policía Judicial, señaló que están al tanto de la forma de operar de La Patrona y solo esperan reunir los elementos de convicción necesarios para intervenir y desmantelar la banda.

Más estratégicas y violentas

El oficial Luna afirma que las estructuras criminales lideradas por mujeres, como La Patrona, son inflexibles, y que dentro de la actividad investigativa es más complicado llegar hasta ellas. “El tiempo es nuestro peor enemigo”, indicó. 

Un agente de la Policía Judicial explicó a EXTRA que en Solanda, esta mujer inició sus operaciones delictivas junto con miembros de su familia. Luego, al ver que su dominio y economía ilegal eran rentables, miembros de bandas criminales le ofrecieron protección y colaboración para cometer ‘el trabajo sucio’. “Se presume que tiene contacto con líderes de Los Lobos en la cárcel de Cotopaxi”.

Kaherine Herrera, consultora política en seguridad pública, señala que en sociedades heteropatriarcales como la ecuatoriana es difícil imaginar que una mujer pueda liderar una banda delictiva. 

Sin embargo, afirma que, en la práctica, se ha visto a mujeres convertirse en operadoras de logística, facilitadoras financieras, agentes de reclutamiento y ‘cabecillas implacables’. La experta en crimen organizado considera que esta visión sesgada también impide creer que una mujer pueda ejercer violencia de la misma magnitud que los hombres. Esto ha permitido que las mujeres al mando de una estructura criminal ganen más espacio en poco tiempo.

Herrera explica que ellas son más estratégicas y discretas en el ámbito de los negocios ilícitos. Pueden generar alianzas con actores con los que los hombres no lo harían y establecer presencia en sitios que sus opuestos no considerarían rentables para su economía ilegal. Además, este contexto permite que las mujeres no se conviertan en blanco dentro de las investigaciones policiales.

Tentáculos femeninos

Cuando se menciona el nombre de La Pastora en El Comité del Pueblo, La Quintana y La Bota, en el norte de Quito, la gente siente miedo. Y no es para menos. Nelly Pastora Mina Anangonó sería la líder de una estructura criminal dedicada al microtráfico de drogas. El 26 de diciembre de 2024, un megaoperativo en el que participaron más de 60 policías permitió la captura de esta mujer y otras cinco personas presuntamente parte de su banda. 

El subcomandante de la capital, Jaime Ruales, detalló que los integrantes de este grupo también formarían parte de Los Lobos. La intervención se ejecutó en su domicilio, el cual, según información policial, tenía una puerta blindada para evitar atentados. Esta estructura se habría reforzado luego de que rivales de La Pastora lanzaran granadas que no explotaron en enero de 2023.

A pesar de que esta mujer, con 12 antecedentes penales por narcotráfico, asociación ilícita y delincuencia organizada, se encuentra en prisión desde hace más de 20 días, sus ‘tentáculos’ criminales continúan causando estragos en la comunidad. Un morador, quien prefirió el anonimato, señaló que los hijos y sobrinos de la sospechosa utilizan una casa como guarida para esconder objetos robados, estupefacientes y armas de fuego. “Han reclutado gente extranjera”.

El coronel Luna explica que esto se conoce como migración del delito, un fenómeno que ocurre cuando se detiene al cabecilla, pero no se logra desarticular la organización. “Algunos miembros se trasladan a otros sectores para cometer otros delitos”. El 3 de enero de 2025, sujetos conocidos por los alias de Shakira, Serbero y El Chino habrían intentado torturar a un joven de 18 años, en Carapungo, quien supuestamente era consumidor de droga y se negaba a extorsionar con ellos. Ante su negativa, los tres por poco lo matan a golpes. Según las primeras investigaciones, uno de los sospechosos sería conocido de La Pastora.

Poder imparable

Herrera detalla que, tanto en el crimen organizado como en la sociedad civil, las mujeres buscan empoderamiento. Reclaman y exigen derechos que los hombres han tenido desde siempre. La experta añade que, para escalar dentro de la organización, muchas de estas mujeres viven violencia física, sexual, psicológica y simbólica. Esto, según su análisis, las convierte en mujeres más calculadoras y objetivas.

A ellas no les importa tanto tener una posición dentro de una estructura delictiva, sino obtener poder y dinero. “Deben demostrar que tienen fuerza, carácter e inteligencia para manejar un negocio criminal y la capacidad para someter a sus enemigos”, concluye.

Un claro ejemplo de esta dinámica es Laura Castillo, quien fue sentenciada a 34 años y 8 meses de prisión como una de las dos autoras materiales del crimen de Fernando Villavicencio, candidato a la presidencia de la República por el movimiento Construye. Villavicencio fue asesinado el miércoles 9 de agosto de 2023, luego de un mitin político en el que participaba como parte de su campaña.

Castillo habría sido la responsable de mover toda la logística para que se cometiera el crimen. Además, mientras se investigaba el caso, se descubrió que la mujer presuntamente movía grandes sumas de dinero a través de cuentas de terceros. Según un documento de la Unidad de Análisis Financiero y Económico (UAFE), entre los años 2018 y 2023, Castillo “registró ingresos por $82.581”. Además, entre 2022 y 2023, “registró ingresos en cuentas por $105.437,74”.

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