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Del mercado a tu corazón: cómo Katherine Tello conquista con consejos y dulces
Esta caserita del mercado Santa Clara, en Quito, no solo vende productos, ¡también ‘cura’ corazones rotos! Hasta Rafael Correa le dio una ‘mucha’.
Su ‘secreto’ es cautivar a los clientes para que vuelvan. Más allá de venderles un producto o promocionar su puesto en el mercado de Santa Clara, en el centro-norte de Quito, Katherine Tello les ayuda a mejorar su estilo de vida y sus relaciones sentimentales.
La caserita, de 33 años, vende abarrotes, frutos secos, licores, dulces y productos de repostería. Se considera una “chica fitness” y por eso les recomienda lo mejor a sus clientes. Por ejemplo, a las personas que practican deporte les aconseja qué tipo de fruto seco añadir a su dieta.
Afirma que algunos, como las almendras, contienen mucha proteína, pero este macronutriente se activa solo cuando se calientan en una sartén por unos minutos. “Solo comerlas (al natural) no tiene un gran efecto”.
¿Qué consejos da la caserita a su clientes?
Cuando ve que sus clientes están deprimidos o estresados, les recomienda que se alimenten con buenas dosis de pistacho, ya que este fruto seco ayuda a que su cuerpo produzca más melatonina, lo que les puede ayudar con los problemas de sueño.
Pero sus consejos no solo se limitan al aspecto de la salud mental y física. Ella también es una especie de terapeuta en el amor y la seducción. Al momento de aconsejar sobre los sentimientos, aprovecha para ofrecer ‘combos’ de chocolates y dulces, a los que llama ‘detalles para el amor secreto’.
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Katherine asegura que es muy buena ayudando a sus clientes a reconquistar a sus parejas. Para seducirlas, bajo pedido, ofrece chocolates con forma de ‘pito’.
¿Está soltera la caserita?
Su carisma y encanto atrajeron al expresidente Rafael Correa, quien, luego de una de sus sabatinas, se acercó a su puesto para conocerla, comprarle un par de productos y darle una ‘mucha’ en la mejilla.
La caserita no se siente honrada por este gesto, ya que asegura que todos los políticos, cuando están en campaña y se dan una vuelta por Santa Clara, siempre intentan agradarla.
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Y no es para menos, pues está soltera, no tiene hijos y siempre les ofrece una tacita de café a sus clientes.
Su madre y su hermana también laboran en este centro de abastos. Ellas venden hornados y otros platos típicos en el patio de comidas”.
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