Paola López puede enviarles a sus hijos una buena porción de arroz con pollo y verduras, acompañado de un batido de plátano en su lonchera.

Hace un mes, en la escuela en la que estudian sus dos pequeños, en Guamaní, sur de Quito, impulsaron un proyecto que consiste en regalar víveres a familias de escasos recursos o que viven en condiciones vulnerables, como la de Paola.

A la madre de familia, esta iniciativa le ha ayudado para mejorar la nutrición y los hábitos alimenticios de sus hijos. Antes no alcanzaba a darles las tres comidas al día y ahora los alimenta con ‘yapa’.

Ella vive en Santo Thomas 1, un barrio popular en el sur de la ciudad, y se encarga de los ‘guaguas’ mientras su esposo trabaja para llevar un plato de comida al hogar. Sin embargo, la crisis económica que atraviesa el país no les ha permitido mantener una alimentación saludable.

“Ahora tenemos la posibilidad de prepararles ensaladas con porciones de proteína. Deben dejar la comida chatarra, para su normal crecimiento”, explica.

¿Quiénes son los beneficiados?

Gabriel Cacuango, otro padre de familia beneficiado con esta iniciativa, asegura que el proyecto ha sido un aporte para la canasta básica de su círculo cercano. Él y su esposa trabajan en distintos horarios, por eso se dividen el tiempo para pasar con sus dos hijas.

Por la mañana Gabriel se encarga de ellas y por la tarde su pareja. En ocasiones no tienen tiempo para adquirir los alimentos necesarios, pero la canasta que les donan les facilita la preparación de la comida.

Paola cuenta que todos los jueves, un grupo de padres de familia se dirigen al Mercado Mayorista para reunir los alimentos que, por lo general, son desperdiciados cuando no los sacan a la venta. Luego los distribuyen en canastas y los entregan a los padres de los estudiantes más necesitados.

¿De qué se trata el proyecto?

Zadkiel Cárdenas, secretario de Educación del Municipio de Quito, dijo que esta iniciativa, llamada ‘Canasta esperanza’, surgió tras un estudio que realizaron en el sistema educativo municipal, que determinó que el 30 % de los alumnos tienen problemas asociados a la mala nutrición y el sobrepeso.

Según la autoridad, muchas familias no logran proveer tres comidas al día a sus pequeños, y los que sí lo hacen no tienen la carga nutricional suficiente para que crezcan física y mentalmente de acuerdo con su etapa de desarrollo.

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Añade que en el país se desperdician casi un millón de toneladas de alimentos al año, y que el 15 % de esa cifra corresponde a la capital.

En este contexto, la intención es generar una cultura de seguridad y ahorro de alimentos. Cárdenas proyecta que a este programa se unan los 52 mercados capitalinos, para extender sus beneficios a más familias vulnerables de la urbe.

¿Hay discriminación a los beneficiados?

Paola López comenta que muchos padres de familia suelen señalar a los que han sido beneficiados insinuándoles que están recibiendo una limosna. Otros, en cambio, según el secretario de Educación, creen que existe un favoritismo para las familias que reciben la canasta. 

Sin embargo, la autoridad destaca que el proyecto está basado en estudios y tamizajes llevados a cabo dentro de los planteles educativos.

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