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Mujer de Las Peñas con esquizofrenia tiene atemorizados a vecinos: "Me lanza piedras"
La esquizofrenia puede ser tratada, pero quienes no tienen acceso a los costosos medicamentos pueden convertir en un caos a toda una vecindad
Holly tiene esquizofrenia. En su cuenta de TikTok, @Halo.del.sol, comparte cómo enfrenta su enfermedad y detalla a su audiencia qué significa vivir con este trastorno. Se sabe poco sobre ella: es mexicana, le apasiona vestirse de payasita y es adulta. Sin embargo, sus relatos y dibujos hacen erizar la piel a más de uno.
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“Todo comenzó cuando tenía 13 años, tenía una mala vida. Empecé escuchando voces que eran amables, pero todo cambió rápidamente. Comencé a ver personas quemadas y monstruos, y luego empezó la autolesión. Llegué a pesar 35 kilos porque pensaba que la comida estaba envenenada”, confesó en uno de sus videos.
A pesar de los horrores que enfrenta a diario -incluso asegura que puede olerlos-, Holly ha aprendido a sobrellevarlos gracias a la medicación. Hoy comprende que esos demonios existen solo en su mente y motiva a otros con su misma condición a ser fuertes. Sin embargo, en Ecuador, no todos los pacientes logran escapar de su propio ‘infierno’.
El calvario del barrio Las Peñas, Guayaquil
Arturo (nombre protegido) vive en el turístico barrio Las Peñas de Guayaquil, en una casa patrimonial. Desde 2013, su vida se ha convertido en un tormento debido a una vecina mayor con esquizofrenia.
“Todo empezó cuando ella creyó que yo tenía una relación indebida con una vecina. Desde entonces, recibo amenazas de muerte todos los días. No puedo dormir tranquilo ni salir de mi casa sin miedo a que me ataque, algo que ya ha ocurrido. Tengo una boleta de auxilio, pero no sirve de nada. Cada vez que la denuncio y es detenida, el juez la declara inimputable por su estado mental”, relata a EXTRA con frustración.
Arturo ha reforzado las puertas de su casa con tableros de madera y, junto a su puerta, tiene un tubo metálico oxidado con el cual, según menciona, la mujer lo golpeó en la cabeza. “También arroja heces y orina contra mi vivienda”, agrega. Además, ha recibido cuatro denuncias en la Fiscalía interpuestas por la misma vecina.
A pesar de todo, Arturo reconoce que ella también es una víctima de su enfermedad y del abandono de su familia. “La dejaron a su suerte en una de las casas de Las Peñas”, lamenta.
Doña Rocío (nombre protegido), dueña de un local de artesanías en la misma zona, también vive acosada. “Me insulta a diario, incluso cuando tengo clientes. Ya no puedo ni salir a tomar aire porque me lanza piedras. Estoy enferma de los nervios”, dice desesperada, suplicando que alguna autoridad intervenga.
"El Estado debe ‘meter mano’"
Según el abogado Juan Carlos Izurieta, “el Estado tiene la responsabilidad exclusiva de abordar los problemas relacionados con la salud mental y la drogodependencia”, ya que estos son temas de competencia central.
Sin embargo, en situaciones como la de la señora de Las Peñas, la comunidad puede ejercer presión, “incluso planteando una acción de protección contra el coordinador zonal del Ministerio de Salud Pública” para exigir que se tomen medidas adecuadas.
El experto enfatizó que “el Estado no puede eludir su responsabilidad, alegando que la solución depende de la comunidad”.
Aunque reconoció que “es difícil que una persona en estas condiciones sea retirada a la fuerza”, señaló que “se pueden tomar medidas para persuadirla”, mientras que los profesionales de salud deberían hacer el seguimiento correspondiente.
EXTRA se contactó por dos ocasiones con el Ministerio de Salud Pública, desde el 18 de noviembre, para conocer soluciones respecto a este caso, pero hasta el cierre de esta edición no se obtuvo respuesta.
¿Qué es la esquizofrenia?
A nivel mundial, una de cada 300 personas padece esquizofrenia, según la Organización Mundial de la Salud (OMS). Sin embargo, persisten mitos y estigmas en torno a la enfermedad. “Muchos aún creen que es una posesión demoníaca y recurren a exorcismos. Hay mucho estigma y esto hace que no se busque ayuda a tiempo”, explica la psiquiatra Julieta Sagnay.
Con 30 años de experiencia, Sagnay atiende a unos 30 pacientes diarios en su consultorio en Guayaquil, de los cuales aproximadamente 15 tienen esquizofrenia. La especialista describe la enfermedad como una alteración de la conciencia donde el paciente no distingue la realidad del delirio. “Es una idea encapsulada que se vuelve indiscutible”, detalla.
El consumo de drogas y experiencias traumáticas pueden detonar el gen que activa esta condición. Desde 2014, el aumento del consumo de sustancias ha disparado los casos en Ecuador según la especialista.
Responsabilidad familiar en pacientes con esquizofrenia
Sagnay subraya la importancia de identificar a tiempo los síntomas iniciales, como el aislamiento y la apatía. “La familia suele pensar que ‘es así’, y no buscan ayuda hasta que el paciente se vuelve agresivo, que es cuando ya entran en paranoia y empiezan a escuchar las voces”, advierte.
Estas “voces comando” son las que ordenan a los pacientes lastimarse o hacer daño a otros. “Tuve un paciente que se taladró un ojo para no lastimar a su madre… pero no todos reaccionan igual”, comenta.
La psiquiatra insiste en que, aunque los medicamentos sean costosos en Ecuador, son la única forma de controlar la enfermedad. Gracias a ellos, algunos de sus pacientes han logrado estudiar en la universidad y obtener becas. Y destaca el caso de Holly, que ayuda a otros en redes sociales.
Por tanto, insta a las personas con familiares que sufren de esta condición a obligarlos a tomar las medicinas, pues no siempre van a quererlas, ya que en la mayoría de ocasiones, son las voces las que mandan.
Los cortes de luz agravan las enfermedades mentales
El psiquiatra quiteño Armando Camino, por su parte, agrega que la incidencia de esquizofrenia en Ecuador siempre ha sido un desafío, puesto que no existen estudios claros en el país.
Basado en estadísticas internacionales, estima que entre 180,000 y 200,000 personas padecen esquizofrenia en el país, aunque muchos casos no son diagnosticados, especialmente en zonas rurales donde el acceso a servicios de salud mental es limitado.
“En Quito tenemos el único hospital psiquiátrico estatal del país, y no hay suficientes camas para la cantidad de pacientes”, lamenta.
Además, el psiquiatra subraya que la situación actual en el país, caracterizada por los apagones y cortes de agua, contribuye al aumento de los síntomas en los pacientes esquizofrénicos porque causan estrés. “El estrés que generan puede descompensar a quienes ya tienen síntomas, sobre todo en personalidades predispuestas”, alerta Camino.
Así, los especialistas coinciden en que la esquizofrenia no es un demonio que se exorciza, sino una enfermedad que se debe tratar con responsabilidad.
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