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Se ubica a un costado del río Machángara, cerca de La Recoleta, en el centro de quitoRENE FRAGA

Enigmas: Los secretos ocultos de la mansión de los fantasmas nazis de Quito

Perteneció a un alemán que vivió en este lugar en la época de la Segunda Guerra Mundial. Además, debajo de la casa existen túneles que se enlazan con diversos lugares. Ha habido fantasmas y apariciones.

Paúl Chamorro ha vivido con su familia en una casa antigua que está al pie del río Machángara, en el centro de Quito. Su amplio terreno es también usado como parqueadero para quienes trabajan cerca a este tétrico lugar.

Aquel inmueble de 18 habitaciones, con estructura patrimonial y un desgastado techo se ha convertido en el punto de origen de leyendas y eventos paranormales con los que han convivido sus residentes desde poco más de 40 años. Algo único en la ciudad.

Paúl recibe al equipo de EXTRA para un recorrido diurno dentro de la casa, en el terreno y hasta en sus ‘entrañas’, es decir, debajo de la tierra.

EL TERRENO

Paúl lleva una chompa de cuero negra, una camiseta del mismo color y unos lentes gruesos. Toda su vida (36 años) la ha hecho en este inmueble que fue vendido a su papá Héctor Chamorro (64), quien llegó de Carchi cuando apenas era un muchacho.

“Un ruso fue uno de los dueños. Supimos que tuvo unos problemas y antes de regresarse a su país vendió la propiedad a mi papá”, cuenta el joven mientras hace su primera parada en un galpón en el que están parqueados tres carros.

Este es el ingreso a los túneles que están debajo de la propiedad.RENE FRAGA

En ese espacio funcionó una fábrica de gasas. Había máquinas que las hilaban y gente a su alrededor. Y junto a ese lugar hay un gran patio empedrado, donde Paúl cuenta la primera historia de terror.

“Hace tiempo, al interior de este pozo se escuchaba el llanto de una niña. Se hacía más fuerte cuando había luna llena”, relata al tiempo que levanta una tapa para mostrar el pozo de unos cinco metros de profundidad.

Aunque ya no se ha oído ese lamento, en otros lugares de la casa sí se sienten presencias más extrañas e incluso violentas, según el joven que continúa detallando las características de la Mansión Industria, como nombraron sus actuales propietarios a este minicomplejo patrimonial.

LAS 'ENTRAÑAS' DE LA PROPIEDAD

En medio del gran patio de la casa está una torre que fue una chimenea por la que salía todo el humo del hierro que se fundía en su interior. Pero justo frente a este coloso, en una pared de tierra, se divisa un hueco. “Este es uno de los ingresos a los túneles que están debajo de la casa. Se estima que fueron construidos hace poco más de 200 años, pero no se sabe exactamente por quiénes”, cuenta Paúl mientras se hunde en la oscuridad del comienzo de aquella entrada.

El ducto, al principio, se lo sortea caminando prácticamente de cuclillas (para una persona que mide 1,70 metros). Luego se puede incorporar porque el ‘techo’ llega a los dos metros de alto, pero de unos 70 centímetros de ancho.

“Existe la creencia de que estos túneles fueron pasadizos para ir a diferentes partes del Centro Histórico. Por ejemplo a un cementerio, al convento de Santo Domingo e incluso a un colegio”, narra Paúl, sorteando la oscuridad con la linterna de su celular.

Dentro de esta chimenea se llevaba a cabo la fundición de hierro.RENE FRAGA

Era tan fácil ingresar a este lugar desde otras partes que, a decir del residente, hubo gente que incluso entraba a abortar. “Se sabe que curas y monjas venían a tener sus encuentros íntimos. Hemos encontrado joyas, botellas vacías de licor y, lo que es más espeluznante, una calavera y huesos de lo que pudo ser un bebé”.

En medio de esas historias, los rastros paranormales también se han quedado. Era común escuchar los llantos de niños que resonaban con el eco de los túneles. También los ladridos de perros, pero no cualquiera, sino ruidos guturales como si fueran canes del mismo infierno.

Esto ha mermado un poco gracias a las misas que ha organizado Elia Prado, madre de Paúl, una fiel creyente católica.

NAZIS Y FANTASMAS

Estas manifestaciones han causado que investigadores como Harold Hernández vayan con un equipo de análisis paranormales para indagar en la estructura. A decir del especialista, una de las pruebas que se realizaron fue una psicofonía.

“En la grabación se apreciaba que alguien hablaba en alemán. Parecía como si estuvieran transcribiendo o mandando información en ese idioma”, describió Hernández.

Y esto no es descabellado porque, a decir de Paúl, la casa perteneció a un alemán en la época de la Segunda Guerra Mundial (de 1939 a 1945). La gente que vivió en esos años contó alguna vez que se daban grandes fiestas dentro de esta casa e incluso se ponían banderas con la esvástica (símbolo característico de los nazis), detalló el residente.

Cuando su familia ocupó la casa encontraron cascos nazis, chaquetas y hasta la bandera, que están guardados en una bodega debajo de un gran salón.

Esta silla se movió sola cuando se hacía un video.RENE FRAGA

Justamente ahí, Hernández, su equipo y Paúl hicieron la investigación paranormal. “Unas chicas que filmaban resultaron lastimadas por unos entes que no podemos describir. Solamente vimos que tenían aruñazos y moretones”, puntualiza el chico mientras finaliza su recorrido por la mansión del terror. (MAG)