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Un emprendedor guayaquileño y su emotiva misión de ayudar a vendodres ambulantes
El dueño de Rob Jon hizo realidad el sueño de una abuelita de regresar al mar después de más de 60 años
¿Qué hace una mujer tan hermosa como usted vendiendo chupetes a esta hora? Con esa pregunta, un hombre sorprendió gratamente a una vendedora ambulante de 77 años. Ese fue el inicio de una aventura extraordinaria, que permitió a Margarita cumplir el sueño que tenía durante 60 años: volver a ver el mar.
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Detrás de esta conmovedora historia está Milton Avilés, el hombre que posee una marca guayaca de burritos que destina parte de sus ganancias para ayudar a las personas, especialmente a los vendedores ambulantes que luchan por sobrevivir.
A este proyecto, que comenzó en mayo de este año, Milton y su esposa Adriana Cruz lo llamaron Salario Social Rob Jon. “Esto es mi proyecto de vida”, dice Avilés. “La gente hace comentarios muy alentadores del proyecto. Quieren que continuemos con esta causa”, comenta.
@robjon.ec Hoy conocimos a Margarita, una valiente guerrera que vende chupetes y aguas en las calles del centro de Guayaquil Acompáñanos a ver su historia. @Milton Aviles #ayuda #social ♬ sonido original - Rob Jon
Es así que Milton conoció a Margarita, quien con su avanzada edad tiene un incansable espíritu emprendedor, por lo que decidió llevarla a ‘turquearse’ a Salinas. Hasta la llevó a observar el espectáculo de las ballenas jorobadas.
En otra ocasión, Avilés compró todas las fundas de mango que vendía Angélica, una joven comerciante que recorre cada día las calles céntricas de la urbe junto a su pequeño hijo Samir.
Tras obsequiar todos los mangos a quienes por allí transitaban, llevó a la mujer a comprar unos juguetes para Samir. El ‘pelado’ estaba felizote, hasta brincaba de la emoción. Para terminar, se fueron de ‘jama’ en Rob Jon.
¿Cómo empezó la idea de apoyar a los emprendedores ambulantes?
Milton y Adriana también realizan pódcast en los que invitan a personajes conocidos para conversar y atraer clientela de redes sociales. Sin embargo, fue a finales de mayo cuando Milton le planteó a su amada: “¿Por qué, si tenemos presupuesto para ese tipo de cosas, no se lo damos también a la sociedad?”. Así comenzó todo.
Para él, lo más gratificante de sus experiencias apoyando a comerciantes ha sido la oportunidad de conocer sus historias. “Siento que alimento mi espíritu”, expresa.
Gracias a los videos que se viralizaron en TikTok, más personas, e incluso marcas, se han unido a este proyecto, ofreciendo trabajo y brindando apoyo económico a los protagonistas de las historias. “Creo que todavía hay una oportunidad para ellos”, destaca Milton.
Margarita, por su parte, se vio notablemente conmovida al finalizar el video. “Estuvo muy bonito el paseo, las olas y el mar”, dijo con la voz un tanto entrecortada de la emoción.
Al menos ese día dejó de trabajar hasta altas horas de la noche en Malecón y Colón, como cada día, y regresó a su hogar, en la Isla Trinitaria, con un billete que le obsequió Milton y un cálido recuerdo en el mar.
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