Las calles de Guayaquil se transformaron en un escenario festivo para celebrar sus 489 años de fundación. Ayer, la ciudad se llenó de color con los tonos celeste y blanco predominando en desfiles y eventos realizados en diferentes zonas porteñas.

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En la intersección de San Martín y la 15, al suroeste del Puerto Principal, el tradicional palo ensebado atrajo la atención de locales y visitantes. Este juego, que consiste en escalar una caña de más de cinco metros, es una tradición muy esperada, y la familia Mestanza, con su entusiasmo y dedicación, animó al barrio con esta celebración única.

En las calles 31 y El Oro, la fiesta continuó con una vibrante combinación de bailes, música en vivo y una feria gastronómica que ofreció delicias tradicionales como el encebollado, el ceviche y el encocado de cerdo ahumado. Los habitantes y visitantes disfrutaron de una jornada llena de alegría y sabor, reforzando el espíritu comunitario y la identidad cultural de Guayaquil.

Por la mañana, el centro de la ciudad se convirtió en un colorido desfile de estudiantes. Decenas de colegios se concentraron para rendir homenaje a la ciudad con marchas y presentaciones. Los padres, orgullosos, acompañaron a sus hijos y capturaron cada momento con fotos y videos.

Además de los desfiles escolares, se llevaron a cabo presentaciones artísticas y actos cívicos que resaltaron la rica historia y el legado de Guayaquil, haciendo de esta celebración un evento memorable y lleno de orgullo para todos.

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