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En el Comité del Pueblo hay pugna por la avenida principal
Vecinos y dueños de locales piden orden y seguridad para este barrio del norte de Quito. Mientras los vendedores informales proponen autorregularse
En la avenida Jorge Garcés, en El Comité del Pueblo, se colocan por lo menos 250 vendedores informales. Hay de todo, desde carne hasta zapatos deportivos, algo que causa molestia en los moradores.
Hace una semana hubo enfrentamientos con agentes metropolitanos y militares que realizaron un operativo para desalojarlos. “Igual volvimos a los sitios de trabajo”, comentó Rodrigo Gallegos, dirigente de la Asociación de Trabajadores Autónomos (Asotrab).
Uno de los argumentos de este colectivo es que tienen derecho al trabajo, pues del millón de personas desvinculadas de sus empleos durante la pandemia, “al menos el 40 por ciento ha optado por vender en las calles”, según Gallegos.
Sin embargo, para los moradores, su presencia es sinónimo de desorden e inseguridad. “Estamos cansados de esta situación, sí necesitamos más operativos”, expresó Gerardo Quishpe, presidente del Comité de Desarrollo Comunitario del sector.
Cordeles en la vereda
A pesar de que las aceras son para el uso de los transeúntes, los locales también colocan sus productos allí. Como para ganarles el espacio a los informales.
Otros, como Rosa, prefirieron atravesar cuerdas para evitar que se armen los puestos de ventas. “Cuando decidimos esto recibimos amenazas e insultos”, agregó la vecina.
Diego, otro morador, reclamó que las ventas provocan que las veredas queden sucias y que incluso servirían para que los antisociales se camuflen entre el desorden.
“No dejan limpiando. Por la falta de espacio tampoco nuestros clientes se acercan”.
Gallegos negó que sean los responsables de la delincuencia en la zona y que se trata “de un discurso para satanizar las ventas informales”.
“El 98 % de las personas que están aquí son cabezas de familias, no delincuentes”, explicó.
Es por ello que reiteró que no se moverán de la Jorge Garcés y que si existen más operativos solo se replegarán y volverán. “Estamos listos para responder”, especificó.
Autorregulación
Pero la propuesta de los 250 vendedores es que su actividad sea ordenada. Rafael Conejo hace calentadores. Tanto él como su esposa y tres hijos viven de esas ventas.
“Estamos dispuestos a hacer puestos del mismo tamaño, que no se salgan a la calle”, dijo.
Gallegos aclaró que con esta iniciativa también se busca terminar con la apropiación de los espacios por algunas personas. “Ha habido algunos que no les dejan poner los puestos porque dicen ser dueños”, indicó.
Para Asotrab, una de las soluciones es que exista una normativa para los informales. “Solo nos desalojan y ya. No existimos”, agregó.
Sin embargo, desde la Agencia Metropolitana de Control informaron que los operativos realizados fueron de socialización de la normativa, de que no pueden ocupar el espacio público. No ha habido sanciones ni decomisos.
Al final de la avenida Jorge Garcés se construyó un mercado para que los comerciantes puedan expender allí sus productos. Ellos se han negado rotundamente.
“Nadie va ahí, es muy lejos. Está bonito, pero está vacío”, comentó Rodrigo Gallegos.
Pero Gerardo Quishpe insistió en que es cuestión de dinamizar el sitio y de reactivarlo. “También queremos concienciar a los moradores de usar un espacio destinado a eso, con salubridad”.