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Caminando por la fe: La romería en Durán, un acto de esperanza en medio de la violencia
Hubo feligreses que llegaron de Guayaquil, Milagro y Nobol, e incluso de otras provincias como Santa Elena y Manabí
La fe recorrió las calles de Durán, uno de los territorios donde la violencia ha estado marcada este 2023. Feligreses de distintos cantones de la provincia del Guayas e incluso de otras provincias del país, como Santa Elena y Manabí, llegaron al cantón para participar de la tradicional romería por el Divino Niño, que se celebra cada año en Navidad.
Pasadas las 14:00, como estaba previsto, el santuario Divino Niño recibió a los fieles que recorrieron las principales avenidas del cantón orando y cantando; y más de uno llorando. "Si estoy aquí, pese al miedo que da estar en Durán, es porque quiero que se acabe la violencia en el país, no damos más. Mis hijos tuvieron que irse de Ecuador por ser extorsionados. Me duele ver que tuvieron que huir para evitar, como hemos visto ya en algunos casos, que los maten. Esto no vida. Se ha vuelto, de hecho, invivible vivir en Guayaquil, Durán, Santa Elena, Babahoyo. Todo está mal", sentenció Sandra Aguilera, guayaquileña de 68 años.
Aguilera llegó acompañada de su hermano, siete años menor que ella, para implorar por lo mismo. Ambos reconocieron empezar la caminata en un estado de alerta. Ya no se puede confiar en nadie, dijeron. Luego, aseguran, se relajaron. "Si estamos aquí es porque confiamos en Dios, para eso mismo estamos aquí. Así que orar, es todo lo que nos queda", detalla Aguilera que le dijo a su hermano.
Las avenidas Enrique Ponce, Humberto Ayala, Jaime Nebot fue la ruta que siguieron los caminantes hasta llegar al santuario, donde a las 18:00 se empezó a dar la misa campal. Gustavo Torres, habitante de Durán, fue otro de los fieles que celebró la Navidad asistiendo a la peregrinación. Él acudió con su familia integrada por 12 personas. "Nunca antes había venido, pero sentí la necesidad de hacerlo este año. En Durán necesitamos paz. No quiero oír más balas, no quiero ver más gente muerta tirada en las calles. Estamos aterrados, vivir aquí es como vivir en otra dimensión", señaló.
En el lugar, hubo católicos que llegaron caminando a paso lento o con ayuda de un bastón o una silla de ruedas. Nada los detuvo.
Cynthia Yagual, por ejemplo, llegó desde la provincia de Santa Elena, donde los hechos delictivos estás también a todo. Llegó en compañía de su sobrina y recorrió toda la ruta ayudada de su bastón. "Solo quiero que Dios nos escuche. Me he demorado en caminar, pero la gente ha sido bueno. Hoy estamos viendo que somos más los buenos, que juntos podemos vencer hasta el cáncer que estamos viviendo a causa del crimen... Siento que todos los que estamos aquí, estamos por lo mismo. Para pedir paz y agradecer por la vida que tenemos", aseguró minutos antes de llegar al templo.
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