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La Academia Naval Guayaquil celebra sus bodas de oro
La apertura de la agenda festiva por el aniversario de la institución fue la oportunidad para anécdotas y los retos ante la emergencia sanitaria.
Estaban atentos a la clase del maestro, cuando de pronto una fuerte corriente de agua ingresó al aula. Los chicos salieron ‘soplados’ en medio de una fuerte lluvia para ponerse a buen recaudo, mientras el sector se inundaba.
Esa experiencia la vivieron los entonces cadetes de la Academia Naval Guayaquil en 1983, cuando el fenómeno de El Niño atemorizaba a la Costa ecuatoriana.
La anécdota la recordaron en un improvisado reencuentro el lunes último, durante el inicio de la agenda por las bodas de oro del establecimiento educativo, que las celebrará el próximo 13 de agosto.
Al inicio, el plantel estaba ubicado en lo que actualmente es la autopista Narcisa de Jesús. El único camino de ingreso estaba ubicado en el kilómetro 8,5 de la vía a Daule.
Su amigo Eduardo Luna (50) recuerda el cambio radical cuando pasó de un plantel fiscal a un naval. “Prohibido el pelo largo, nada hecho el ‘gogotero’. La formación académica contribuyó a que sea un hombre de bien”, expresa.
Luego de culminar el bachillerato, Luna se radicó en Venezuela. La crisis en aquel país lo obligó a retornar hace seis meses, para proyectar un microemprendimiento.
El comandante Francisco Pita Pita, Pedro Pita Pita y Humberto Carvajal fueron los creadores del establecimiento, un 13 de agosto de 1970.
Tras la experiencia de El Niño surgió la necesidad de construir un nuevo edificio, que es donde está hoy (avenida Antonio Parra Velasco).
Como parte de la transición, el plantel se extendió a tres ciudades: Babahoyo (que cerró en 2013); Milagro y Quevedo.
La disciplina ha sido una referencia de la institución. Hasta 2012 había los denominados arrestos, donde los cadetes indisciplinados permanecían detenidos hasta las 16:00. El castigo consistía en hacer ejercicios físicos.
Al acto también acudió Ney Coto (50), exbrigadier y abanderado de la promoción 87-88, quien indica que a los cadetes los llevaban a los repartos militares, entre ellos la Escuela Superior Militar Eloy Alfaro (Quito), Brigada Blindada Galápagos (Riobamba) y Batallón Saraguro (Playas).
También los chicos realizaban ejercicios militares dentro de la institución, como bajar con eslinga desde la última planta del edificio de bachillerato (prácticas del premilitar).
En ese entonces, la sección matutina era solo para varones, y la vespertina, mujeres. Por ese motivo se aplicaban diferentes normas de disciplina.
Violeta Alejandro tiene los argumentos para definir a la academia como su segundo hogar, su pasión. Estudió desde el kínder, fue brigadier mayor y ahora es la jefa del departamento de Marketing del establecimiento.
Con 17 años como docente de Literatura, Andrea Rodríguez es la vicerrectora desde hace una década. “La crisis sanitaria cambió nuestros planes. Tenemos un reto con el alumnado, que lo llevamos adelante con la ayuda de la tecnología”, remarca la autoridad.