Con incertidumbre, Robén Aponte pega en diferentes postes y paredes de Loja, hojas volantes con la fotografía de su sobrino Cristhian David Solano Aponte, cabo segundo de la Policía, quien desapareció el día de su cumpleaños, el 21 de julio.

En cada volante que adhiere, el pariente también deja su anhelo de que alguien le diga dónde podría estar su allegado.

“Ruego a Dios que mi sobrino esté a salvo, especialmente, porque su hijo pequeño lo necesita”, pidió Aponte e hizo hincapié en que David no tenía problemas con nadie. Ellos son oriundos de Mangahurco, cantón Zapotillo, provincia de Loja.

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La última pista que analiza la policía es que el oficial habría sido visto en la parroquia El Cisne, donde extendieron la búsqueda.

Según los datos que manejan en la Fiscalía y agentes de la Unidad de Muertes Violentas y desapariciones (Dinased), Solano, con 13 años de servicio en la institución, laboraba en Cuenca (Azuay) y aquel viernes 21 de julio, en la mañana, llegó a Loja para reunirse con su esposa e hijo. La fue a verla al sitio donde ella trabaja, por la terminal terrestre, y pasaron juntos la mañana celebrando los 36 años del uniformado.

Ya en la tarde, el cabo le dijo a su esposa que llegaría tarde a casa, porque continuaría festejando con sus amigos, pero él no regresó, generando preocupación en los parientes, quienes denunciaron el hecho y notificaron a los superiores del agente.

El vehículo en el cual andaba David fue hallado en un solar vacío, en el cantón de Santa Rosa, en la provincia de El Oro, el 26 de julio. Es el último rastro que tiene de él. Sus familiares mantienen la fe de hallarlo y, por ello, pegan volantes con su foto.

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