El amor se convirtió en odio y este en muerte. Johan Espinoza Copete y Yuri Fernanda Tuárez Mendoza terminaron su relación de forma violenta y fatal. La mañana de este viernes 26 de enero de 2024, Johan, de 35 años, llegó hasta la casa de Yuri, de 32 años, en el barrio Aire Libre, en el sur de la ciudad de Esmeraldas.

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Con una pistola en la mano, irrumpió en la vivienda y sin mediar palabra le disparó cuatro veces a su exesposa, quien se encontraba en la cocina preparando el desayuno. Luego, con la misma arma, se disparó en la cabeza.

Los gritos de terror y los disparos alertaron a los vecinos, que fueron a ver qué pasaba y se encontraron con tan horrorosa escena. Johan y Yuri yacían sin vida en el suelo, rodeados de sangre y casquillos. Los hijos de la pareja, de 10 y 8 años, lloraban desconsoladamente junto a los cuerpos.

Unos vecinos llamaron a la Policía. Agentes trasladaron los cadáveres al Centro Forense de Esmeraldas y también incautaron el arma homicida y recogieron las evidencias del crimen.

Según las primeras investigaciones, Johan y Yuri se habían separado hace aproximadamente un mes, luego de varios años de convivencia, por los constantes problemas y agresiones. Él no aceptaba el fin de la relación y acosaba constantemente a su ex.

Familiares de la mujer dijeron que Johan se presentó en la casa con el pretexto de visitar a los dos hijos que tenían.

“Él la amenazaba, la seguía, la llamaba, le decía que si no volvía con él la iba a matar. Ella le tenía miedo, pero también le tenía lástima. Él le decía que la amaba, que no podía vivir sin ella, que era la madre de sus hijos. Pero era un amor enfermizo, posesivo, celoso. Ella ya no quería estar con él, pero él le insistía", manifestó comentó un familiar de la mujer.

Allegados relataron que Yuri había denunciado en varias ocasiones a Johan por violencia doméstica, pero que no recibió la protección adecuada.

Diversas organizaciones sociales y feministas exigen al Estado que implemente políticas públicas efectivas para prevenir, sancionar y erradicar la violencia contra las mujeres.

“Estamos hartas de que nos maten, de que nos violenten, de que nos discriminen... Queremos vivir libres, seguras, dignas. Queremos que se respeten nuestros derechos, nuestra autonomía... Que se eduque en la igualdad, en el respeto, en la no violencia. Queremos que se nos escuche, que se nos reconozca y se nos valore. No más femicidios, no más impunidad”, manifestó Digna Angulo, representante de una organización feminista de Esmeraldas.

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