Los restos de Carolina Álava fueron sepultados la tarde de este domingo 7 de abril de 2024 en el Cementerio General de Quinindé, provincia de Esmeraldas, y de su adiós eterno se responsabiliza a quien fue su pareja, Mauricio Torres.

En las primeras pericias de las unidades investigativas de la Policía se establece que Torres estuvo en casa de Carolina, ubicada en el barrio 24 de Junio, sector Nuevo Quinindé, la mañana del viernes 5 de abril. En la tarde descubrieron que ella estaba muerta en su cama.

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El GPS de la camioneta que conducía el hombre lo ubica en la zona de la residencia desde las 05:30 hasta las 06:30, aproximadamente, del día en que la hallaron sin vida. Por ello se cree que él llegó al domicilio y atentó contra la mujer.

Ese mismo dispositivo permitió la ubicación del sospechoso en una zona montañosa de la parroquia Maldonado, en el cantón Eloy Alfaro, en horas de la tarde. Lo encontraron colgado de un árbol.

Según indicó una fuente policial del cantón Eloy Alfaro, el sujeto manejó aproximadamente tres horas hasta el sitio donde fue encontrado. Su vehículo estaba estacionado a unos 100 metros de donde encontraron el cuerpo. Se pensaba que se habría escondido en alguna finca, pero él estaba sin signos vitales en una zona boscosa.

Además, los familiares de la occisa recordaron que el hombre la había amenazado en varias ocasiones. Supuestamente, Mauricio le decía que si no era de él, no sería de nadie, ya que era muy celoso.

Carolina Álava y Mauricio Torres habían convivido por más de 15 años y procrearon tres hijos, pero se habían separado hace poco más de seis meses, y él no concebía la idea de vivir alejado de ella.

Según versiones de familiares y allegados a Carolina, en los últimos meses la relación se había convertido en un vaivén de “amor y odio”, por lo cual ella decidió terminar con el vínculo. Mauricio no estuvo de acuerdo.

Ella se separó de él porque supuestamente la maltrataba, pero igual el hombre llegaba a la casa de vez en cuando a visitar a las hijas, según contaron algunos allegados a Carolina.

A Carolina Álava, de 42 años, la esperaban el viernes 5 de abril en el gimnasio donde entrenaba en las mañanas. Había quedado en recoger en su vehículo a tres de sus compañeras para ir a hacer ejercicios, pero ella no acudió.

Las amigas la llamaron y no tuvieron respuesta. Horas después supieron que estaba muerte. Según el informe forense, la mujer falleció por asfixia, posiblemente provocada por una almohada o algún objeto parecido.

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