Con la promesa de que prepararía pollo asado para su nieta por el día de su cumpleaños, Mónica Marlene León Solís salió de su casa el jueves 13 de junio de 2024 para ir a su trabajo, pero la espera de la niña y de la familia se ha extendido. Son 48 días en los que no han sabido nada de ella. La buscan incansablemente.

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En la casa familiar, ubicada en la Ciudadela Barzallo, norte de Cuenca, la ausencia de Mónica se siente. Sus tres hijos y su compañero de vida desde hace más de 30 años revisan los últimos mensajes y las fotografías de los momentos compartidos.

Carlos Rodríguez, esposo de Mónica, ahora se encarga de todo en el hogar y también está al frente de la búsqueda. Le ha tocado vivir momentos duros y trata de contener las lágrimas y con una pausa aclara su voz.

Mónica desapareció la tarde del jueves 13 de junio luego de que salió de su trabajo como auxiliar de limpieza en el hospital Vicente Corral Moscoso. Hasta ese día sus parientes supieron de su paradero.

“He ido a cada hospital y morgue donde se reporta una persona sin ser identificada. Al inicio fue muy duro, pero ahora sé que esto es necesario si queremos en algún momento encontrarla”, acota el hombre.

Érika Rodríguez, la primogénita, no se explica cómo una persona puede desaparecer sin dejar ninguna pista y por eso no termina de aceptar lo que están pasando. “Las cámaras de mis vecinos registraron cuando mi mami salió a trabajar muy temprano y luego en la tarde también hay el registro de que salió de su turno, pero no hay más rastro de ella”, comentó.

La joven recuerda que ese día, durante la mañana, tuvo comunicación con su madre. Se mandaron mensajes a través de WhatsApp sobre el cumpleaños de su hija. Esas letras las revisa a diario para encontrar consuelo.

“Es agobiante tener que tratar de hacer la vida normal y todos los días buscar una respuesta de qué pasó con ella”, relata Érika con voz temblorosa. “Ella tiene diabetes y utiliza insulina dos veces al día (en la mañana y en la noche) y si no se aplica sabemos que su salud decaerá rápidamente”, señala.

El esposo de Mónica asegura que es difícil seguir el ritmo que ella tenía, pero que “aprendimos todos de su forma de ser”. Todos quieren encontrarla y saber qué le ocurrió.

Durante la ausencia de Mónica, su último hijo cumplió 9 años. Los preparativos para esta celebración también quedaron inconclusos y los fueron reemplazando por las jornadas de búsqueda.

Su hijo Andrés dice que cada vez es más difícil la situación, aunque guardan esperanzas de hallarla a salvo. Solo quieren tenerla con ellos, así “nos toque darle el último adiós”, refiere el joven.

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