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Opinión

Editorial: Una sociedad madura

Con qué facilidad pasamos del optimismo a la decepción. No existe un punto medio para la reflexión y el aprendizaje; extraer de las malas experiencias lo más valioso y convertirlo en fortalezas.

Nos pasa a diario y en todos los ámbitos. Solo hace un par de días, el país aupaba al peleador Marlon ‘Chito’ Vera, pero como no le fue bien en el octágono de la UFC, la euforia se desinfló y algunos lo tildaron de flojo. Lo mismo sucedió con la selección ecuatoriana de fútbol en el Mundial de Catar, tras dos buenos partidos, pero como resbaló en el definitivo, los jugadores pasaron a ser considerados ‘malos’.

No es un tema para tratarlo a la ligera, ese descontrol de emociones termina por intimidar, desalentar y avergonzar a los protagonistas de hazañas o aclamados triunfos, generando tensiones en la sociedad, facilitando el acoso y hasta un daño al clima de convivencia, aunque a muchos les parezca algo insignificante.

Nuestra sociedad debe madurar, alejarse de la novelería. No solo debe disfrutar de los momentos que nos unen como país para empujar hacia el mismo lado, también tener la capacidad de superar experiencias negativas y no quedarse en el pozo, culpando a otros de sus propias frustraciones.