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Opinión
Editorial: La seguridad se quedó de año
El reflejo de una sociedad sometida por los criminales se proyecta rápidamente hacia los más pequeños
El reflejo de una sociedad sometida por los criminales se proyecta rápidamente hacia los más pequeños, quienes absorben y normalizan toda clase de abuso y extorsión, poniéndolos en práctica en su vulnerable entorno. Así, este país ha observado con asombro y miedo la denuncia de un caso de ‘vacuna’ en un colegio de Quito. Un estudiante de 13 años exigió mil dólares a un alumno de otro centro de estudios, para no hacerle daño.
Tan grande es el temor que se ha esparcido entre los estudiantes, que los compañeros del estudiante extorsionado han hecho un ‘pacto de silencio’ para no quedar como ‘sapos’ y evitar represalias de estos novatos delincuentes.
Este escenario pone en evidencia, una vez más, la inseguridad a la que están expuestos los alumnos en los centros de estudios del país, y cómo el promocionado Plan Nacional ‘Escuelas Seguras’, cuyas acciones están articuladas entre el Ministerio del Interior, la Policía y la comunidad educativa, ha fracasado.
Los patrullajes aislados alrededor de los planteles, el encubrimiento de estos casos por parte de docentes, directivos e incluso padres, solo hacen más complejo el panorama de escuelas y colegios, cuyos aulas se han convertido en objetivos criminales para el reclutamiento de potenciales extorsionadores y traficantes de drogas.