Son tantas las cosas buenas que nos unen como país, pero que no son valoradas y -obviamente- explotadas. Pero también hay muchas otras que nos dividen para hacernos daño. Los recelos, miedos y desconfianzas tienen profundas raíces y las diferencias en la población son tan marcadas que todo entendimiento y diálogo entre las partes pareciera imposible.

Pero siempre emerge el deporte como bálsamo para aplacar los malos momentos y, cobijados por la misma bandera, hacer fuerzas para dejar el nombre de Ecuador en lo más alto, sin ninguna recompensa más que la alegría momentánea. Lo vivimos con la primera medalla olímpica en Atlanta 1996, con la clasificación a nuestra primera Copa del Mundo de fútbol en 2002, los baños de oro en ciclismo, halterofilia, tenis y otras disciplinas.

Esta noche Ecuador, nuevamente, tiene una cita con la historia. El manabita Marlon Vera disputará el título mundial de la categoría peso gallo en artes marciales mixtas de la UFC, deporte que ha despertado pasiones y que, al igual que el fútbol, ha logrado convocar a amigos y familiares para empujar a nuestro peleador.

Que sea este el mejor pretexto para unirnos como antes y sentirnos orgullosos de un compatriota que, a fuerza de sus puños y patadas, venció obstáculos hasta fuera del terreno de combate, para defender sus anhelos y los de su familia.