Exclusivo
Deportes
Lucas Mancinelli, un argentino hincha de Deportivo Cuenca hasta la médula
Lo que empezó como una apuesta en su primera experiencia en el exterior se convirtió en un gran amor. Hoy jugará su sexta temporada
Hay dos momentos en la vida de Lucas Mancinelli que se han vuelto inolvidables desde que llegó a Ecuador: su primera Noche Colorada en 2020 y el partido del año anterior ante Aucas.
En ambos, el argentino de 35 años sintió el cariño de la hinchada del Deportivo Cuenca, la alegría de marcar goles y esa sensación de estar en casa. Ahora, iniciando su sexto año con el cuadro morlaco, cuenta que ha enviado ya sus papeles para solicitar formalmente la nacionalidad ecuatoriana.
Mancinelli repasa estos años y cuenta que no se imaginó acabar quedándose tanto tiempo en el país, aunque sí sintió una conexión desde el principio con el estadio Alejandro Serrano y su hinchada.
“Cuando me llamaron de Ecuador, dije voy a probar algo nuevo porque no había salido nunca del país, con 29 años. Apenas llegué sí sentí algo especial”, cuenta con una sonrisa.
Agrega que “siempre digo que la Noche Colorada para mí fue impresionante, porque terminó el partido, llamé a mi casa a mis padres y les dije que me quería quedar porque es un club bien argentino. La pasión que tenía la gente, la Crónica Roja. Me tocó hacer un gol ese día y fue una linda locura”.
Pero ese primer año en la Atenas del Ecuador se puso difícil. Llegó la pandemia del Covid-19 y se encontró solo en un departamento, lejos de toda su familia y sin saber cuándo volvería a jugar.
Su embajada le facilitó un vuelo de repatriación y debía decidir si se quedaba a esperar una incierta reanudación del torneo o volvía a su país.
“Fue difícil, mi hijo tenía siete años, era mi primera experiencia afuera, no conocía la ciudad todavía. Estuve 78 días encerrado, pero creo que eso me hizo madurar”, dice sobre lo vivido y cómo el hecho de nunca tomar ese vuelo le permitió hacer su carrera en el país.
Siga leyendo: (Abdalá Bucaram y la queja a Barcelona SC: "No me han invitado al centenario")
Al segundo año, Mancinelli ya se instaló con su familia y, de hecho, su hija nació en Ecuador más tarde. “Tenemos una cuencanita de dos años y cuatro meses que es la luz de nuestras vidas”, relata sobre Delfina.
Tener una hija ecuatoriana fue uno de sus motivos para tramitar la nacionalidad, luego de que desde el año anterior la dirigencia le planteara la posibilidad. Los papeles ya los entregó y esperarán el curso normal del proceso.
Pero más allá de la cédula que lleve, Mancinelli ya se siente un cuencano más y los hinchas lo han vuelto un ídolo, no solo para corear su nombre en el estadio, también para llegar a sugerir que debería ser alcalde de Cuenca.
Ahora, de hecho, lo llaman así: Alcalde. “Me cayó de sorpresa eso, fue el año pasado. Yo soy tímido y esas cosas me dan vergüenza. La verdad que me reía, pero me dio pudor porque es una palabra muy fuerte, pero me da la tranquilidad de que uno está haciendo bien las cosas”, dice sobre el apodo y confirma que ahora le gritan eso al pasar por la calle.
Ese cariño de la hinchada quedó de manifiesto el año pasado en el partido ante Aucas, cuando se ratificó esa percepción de un Mancinelli luchador y comprometido con el Deportivo Cuenca. Él lo recuerda como un “partido especial” y el gol que marcó para remontar un 3-0 del primer tiempo está en su top personal.
“Esa jugada del 3-3 fue uno de los mejores goles de mi carrera”, asegura, y cuenta con orgullo que en sus cinco años en el club nunca escuchó que un gol se grite tan fuerte.
Renovación y promesa de cambio
El cariño de ese día y el estadio cantando su nombre en el último cotejo ante Libertad, fueron claves para acabar renovando, aunque esa decisión no fue sencilla para él, pues el año lo dejó algo frustrado.
“Fue un 2024 muy complicado para el equipo y en lo personal también. Al ser uno de los referentes, me tocaba guiar al grupo en momentos no tan buenos que tuvimos que pasar, no poder clasificar a la Sudamericana que fue muy duro, perder puntos, cambio de técnico que nos complicó y acabamos peleando el descenso”, dijo.
Esa suma de errores en lo deportivo estuvo acompañada, un año más, por una crisis económica, con un Mancinelli siendo nexo con los dirigentes. Cuenta que, junto a los más experimentados, debieron ser mediadores constantemente cuando aparecían los retrasos.
Le puede interesar: (Nacional de Ruta: El despertar de Jefferson Cepeda en la contrarreloj)
Por un lado con los dirigentes para que cumplan con su parte y, por el otro, con sus compañeros para que no pierdan la motivación. Por eso, ni bien acabó la temporada se fue a Argentina a pasar con su familia y pensar sobre su retorno en medio de ofertas que llegaban por parte de otros clubes.
Finalmente primó su cariño por el Deportivo Cuenca y terminó renovando con la promesa desde la dirigencia de hacer las cosas mejor. Su anhelo más grande, dice, es ganar algo con el Deportivo Cuenca, aunque aterriza el objetivo de este año en una clasificación a un torneo internacional.
De paso, a sus 35 años ya piensa en que le gustaría retirarse en el cuadro colorado y pide que le alcance el tiempo para poder celebrar un título en el equipo que le ha robado el corazón.
Para más noticias de este tipo, ¡SUSCRÍBETE A EXTRA!