El Ministerio del Interior y la Alcaldía de Quito entrante tuvieron su primera reunión y de ese encuentro saltó una promesa: que la Carita de Dios tendrá nuevamente tranquilidad. O al menos eso ofrecieron las autoridades, que dijeron que trabajarían de manera conjunta cuando se haya posesionado el nuevo alcalde en mayo próximo.

Pues sí, señores, ya es hora de que prime el bienestar ciudadano por sobre las tiendas políticas. La seguridad es lo primordial y ustedes han ofrecido que aquel encuentro entre el ministro Juan Zapata y el alcalde electo Pabel Muñoz será uno de muchos.

Dicen que a la capital llegarán más de mil policías para reforzar al contingente actual y que la tasa de seguridad del Cabildo será destinada para el equipamiento de los gendarmes. Que se organizarán con los barrios y se harán balances con el fin de que Quito no se mantenga dentro de las estadísticas como una de las ciudades más violentas.

Por favor, que estos ofrecimientos no caigan en el olvido y que solo suenen solo como promesas de campaña. La gente buena de la Carita de Dios y de todo el país ya no soporta un día más de violencia. Les tomamos la palabra.