En la final femenina de la Liga Barrial Área Ecológica, en el sector Bella Argelia (sur de Quito), el sábado 25 de enero, se vivieron momentos de angustia que dejaron al descubierto la falta de protocolos médicos para emergencias en este tipo de torneos.

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Lesly Iza, jugadora del equipo Unión Familiar, sufrió una conmoción cerebral tras recibir dos impactos consecutivos de balón en la cabeza. Su caso puso en evidencia la precariedad en la atención a deportistas en ligas barriales y la falta de cumplimiento de las recomendaciones internacionales en situaciones de este tipo.

El suceso comenzó cuando Unión Familiar defendía la ventaja de 1-0 lograda en el primer tiempo. Durante un tiro de esquina rival, Lesly intentó despejar el balón, pero en una desafortunada maniobra marcó un autogol al impactarlo de cabeza. La jugadora cayó al suelo de inmediato y permaneció inmóvil, generando preocupación entre los asistentes.

Aunque inicialmente miembros de su equipo la ayudaron a levantarse, Lesly no parecía estar completamente consciente. Pese a mostrar signos claros de desorientación, la jugadora insistió en regresar al campo, decisión que fue permitida por el árbitro, contraviniendo las recomendaciones de la FIFA para tratar conmociones cerebrales.

La guía de la FIFA es clara: “Un segundo golpe o una nueva conmoción en un cerebro que no se ha recuperado completamente puede tener consecuencias graves”. Sin embargo, en este caso, no hubo personal médico calificado que evaluara su estado.

Lesly volvió al terreno de juego visiblemente afectada. En una acción posterior, un intento de cabezazo la dejó nuevamente en el suelo. Aunque se levantó para continuar, su rendimiento y equilibrio estaban claramente mermados.

El momento más alarmante llegó cerca del final del partido, cuando su equipo ya perdía 3-1 frente a Clínica Bertilla. Tras rechazar un balón con la cabeza en una jugada defensiva, Lesly se desplomó y quedó inmóvil en el césped. Esta vez, el susto fue mayor.

Atención tardía

Sin un equipo médico presente en el lugar, el manejo de la emergencia fue improvisado. Familiares y compañeros trataron de mantenerla consciente con agua y fragancias, mientras le pedían insistentemente que no cerrara los ojos. Incluso hubo quienes le propinaron leves golpes en las mejillas en un intento desesperado por reanimarla.

Tuvieron que pasar 40 minutos para que llegara una ambulancia. En ese lapso, un hombre que se identificó como paramédico asumió el control de la situación, recomendando que Lesly permaneciera acostada y estabilizando su cabeza. La jugadora, de 23 años, repetía que quería dormir y decía no sentir sus piernas.

Este episodio no solo evidencia la falta de preparación en ligas barriales para atender emergencias, sino también la urgente necesidad de implementar protocolos claros que prioricen la seguridad y salud de los deportistas. El fútbol barrial, a pesar de su carácter amateur, no debe ser ajeno a las normas básicas de protección para sus participantes. Cada golpe cuenta, y el siguiente puede ser definitivo.

Sin protocolos para emergencias

Mientras todo eso ocurría, los dirigentes de la liga barrial no alteraron la programación y realizaron la premiación de la final con normalidad. Solo cuando acabó esa ceremonia, y después de atender a la consulta de EXTRA sobre el protocolo para emergencias, el presidente barrial Byron Tumbaico decidió acercarse al sitió donde se encontraba la joven.

Lo que recibió fue el rechazo de los familiares, que le recriminaron por no mostrar el mínimo interés, de no ser por la entrevista que atendió a este medio. Fue evidente que la organización no se implicó en el incidente, a pesar de que el directivo manifestó a este medio que tenía a “un contingente” atendiendo la situación. Algo que no se pudo comprobar.

Ya en la ambulancia, Lesly fue atendida y, según relató Daysi Pazmiño, paramédico del Ministerio de Salud, se le administraron medicamentos para tratar una “contusión en la cabeza”. No pudo ser trasladada a una casa de salud por falta de disponibilidad inmediata en algún hospital público, ya que no contaba con seguridad social ni privada.

La ambulancia solo pudo estacionarse fuera del estadio mientras los medicamentos hacían efecto. Cuando Lesly pudo moverse por sí misma, fue enviada a su casa con la recomendación de realizarse chequeos y estar pendiente de signos de alarma en estos casos.

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