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Opinión

Editorial: ¡Qué impotencia!

Ni bien iniciábamos la semana y una ‘noticia bomba’ nos puso a temblar por una nueva amenaza para nuestra frágil sociedad. Los ataques con drones que llevaban explosivos sobre el Centro de Privación de Libertad Zonal, Regional Guayas, muestran que para las organizaciones criminales, apadrinadas por poderosos cárteles mexicanos, nada es imposible, mientras los responsables de la seguridad ciudadana van varios pasos atrás de estos crueles enfrentamientos.

Y en medio de esta pelea por adueñarse de territorios para la venta y tráfico de drogas, que no solo se ha instalado en las calles de Guayaquil, sino también de otras principales localidades del país, están los ciudadanos, quienes ven cómo a diario los asesinatos y atentados traspasan las paredes de las cárceles, generando un ambiente de inseguridad que hace imposible caminar o vivir sin la preocupación de ser parte de las cifras de víctimas colaterales.

Los integrantes de estas bandas manejan con tranquilidad el negocio de la ‘merca’, incluso desde el encierro, y está claro que tienen todas las herramientas tecnológicas para poder hacerlo. Y es que ni el allanamiento más meticuloso les va a quitar la comunicación con el exterior, porque cuando les decomisan un teléfono celular dentro la cárcel, por otra puerta entran muchos más de estos equipos.

¿Hasta cuándo soportaremos esta guerra? La reacción de las autoridades aún es tibia, mientras los criminales nos arrinconan cada día más. ¡Qué impotencia!