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Opinión
Editorial: El bolsillo se pone a prueba
Descubre cómo el Viernes Negro impacta la economía ecuatoriana en un año marcado por la crisis
A tres semanas de que la actividad comercial en el país acelere su ritmo por las fiestas de Navidad y Fin de Año, la capacidad adquisitiva (o para ser más claro, el bolsillo del pueblo) se pone a prueba con el denominado Viernes Negro, una tendencia extranjera que ha aterrizado a nuestro mercado para animar con ofertas a los ecuatorianos a comprar y, de esta forma, intentar dinamizar la economía, bien golpeada (por cierto) en este año por la ‘fiebre’ de crisis que nos asfixia.
En un contexto de crisis económica como el que atraviesa Ecuador, el Viernes Negro se ha convertido en una especie de salvavidas para los comercios, que buscan aprovechar el impulso del consumo a través de grandes descuentos.
Sin embargo, la pregunta que queda flotando en el aire es si estos supuestos ahorros realmente benefician a los consumidores, o si solamente contribuyen a una falsa sensación de alivio, mientras en los hogares el dinero no alcanza ni para lo esencial.
En un país donde las finanzas personales son cada vez más ajustadas, el Viernes Negro no solo pone a prueba el poder de compra de los ciudadanos, sino también la capacidad de las empresas para ofrecer soluciones reales en medio de un panorama económico incierto.