¡Trabaja duro!, ¡no pares!, ¡sigue!, ¡no dejes de aportar! Esos son los consejos que siempre recibimos en todas las etapas de nuestras vidas. El sueño del ecuatoriano es trabajar duro para tener una jubilación digna y que nunca falte cobertura en salud, ya cuando se pasa al ‘selecto’ equipo de los adultos mayores y falten fuerzas para llevar una vida laboral activa permanente.

Esos sueños son depositados en una ‘cajita’ llamada IESS. Pero ese fondo muchas veces es usado como una caja chica por los gobiernos de turno que, desesperados ante la falta de recursos, hacen uso indebido de ese capital que pertenece a los trabajadores que aportan mes a mes, sin importar su posición socioeconómica.

Se dice que los fondos del IESS se reducen y que dentro de muy poco tiempo no habrá manera de cubrir todas las necesidades de sus aportantes. Desde el año 2002 el Gobierno viene incumpliendo con pagos al Seguro Social aduciendo que estamos en épocas difíciles, que la caída del precio del petróleo, que no nos corresponde, que ‘mi abuelita murió virgen’... Son muchos los justificativos que demuestran la falta de responsabilidad y compromiso por parte de los gobernantes. El pueblo simplemente exige que sus aportaciones lleguen a un puerto seguro que les garantice una atención digna.