Zozobra. Molestias por las pérdidas que se puedan generar. Preocupación por los miles de empleados que verán reducidas sus horas de trabajo y, por tanto, sus ingresos. Eso es lo que ha generado la orden a la industria nacional, de desconectarse del sistema eléctrico durante 10 horas diarias por 15 días.

Esta es una medida que deja al desnudo la forma irresponsable en cómo las autoridades están tratando de contener el colapso de la crisis energética: al apuro y sin pensar en las consecuencias nefastas para la economía nacional. Así va el Gobierno, marchando de manera improvisada con medidas parches a la espera de que Diosito mande agua en abundancia desde arriba (que llueva) para ver si se evita un apagón nacional que signifique a este Gobierno un golpe a su intención de reelegirse.

Lo malo es que no se puede solucionar una crisis generando otras. Forzar la desconexión sin dar un margen de tiempo para que las empresas enciendan sus generadores es atentar contra la producción y estabilidad empresarial, lo que podría crear una ola de pérdida de empleos. Es un mazazo sin piedad a la industria nacional. Un gancho directo al empleo también. Inconcebible.

El Gobierno no puede seguir en esta marcha sin rumbo. Urge priorizar una agenda en común, buscar soluciones conjuntas.