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Opinión
Editorial: Gente honesta y no palanqueados
El destierro total de la práctica del palanqueo y de la permisividad de las conductas inadecuadas es urgente para cortar de raíz los tentáculos de la corrupción en el sector público, que antes y ahora son alimentados por el descuido y la desidia, por decir lo menos, de quienes están en los mandos medios y en las más altas esferas de las funciones del Estado.
Los concursos de méritos y oposición, que deben hacerse en todas las dependencias del Gobierno central y de los gobiernos locales (provinciales y cantonales), tienen que estar en manos probas, para que los que ingresen al servicio público sean únicamente quienes están moral y académicamente capacitados para desempeñar los cargos, evitando así el compadrazgo reinante, que tanto mal le ha hecho al país.
El cuidado de los sistemas informáticos, para evitar su manipulación en beneficio de los dispuestos a pagar por un puesto, es imprescindible en cada una de las etapas de los procesos de selección.
Los ecuatorianos deben exigirle moralidad y transparencia a las actuales autoridades, incluidas las electas, que tomarán posesión de sus puestos el próximo 24 de mayo, porque la permisividad de la corrupción en todos sus niveles es lo que ha llevado al Ecuador a la situación actual. El país demanda servidores públicos honestos y con compromiso social.