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Opinión

Editorial: Hasta cuándo nos dejamos robar

Las mafias y las redes de corrupción continúan operando a su antojo en los hospitales del Ministerio de Salud y del Seguro Social, a pesar de los constantes anuncios de depuraciones y de exhaustivas investigaciones, tanto del gobierno central como de las máximas autoridades del IESS, porque sus tentáculos han acaparado todos los espacios que requieren para lograr sus malsanos intereses.

Ni los asesinatos de la directora administrativa del Teodoro Maldonado Carbo, de Guayaquil, ni del administrador del hospital Delfina Torres, de Esmeraldas, han sacudido a las autoridades para, con la contundencia que merece el rechazo de este tipo de acciones violentas, ejecuten acciones ejemplarizadoras. No basta con cambiar a los gerentes de las casas de salud ni a algunos mandos medios, si los miembros de las redes criminales continúan logrando sus propósitos a punta de pistola, porque conocen la impunidad de la que hasta ahora siguen investidos.

El mensaje y las acciones del gobierno central y de los directivos del IESS deben estar dirigidos a la ejecución de un plan urgente que desbarate el tejido de las redes corruptas y empuje hacia una moralización efectiva, con el concurso de los mejores profesionales en el campo de las compras públicas. Los paños tibios no sirven para acabar con las mafias.