El pueblo castiga en las urnas a los políticos que se burlan de su inteligencia con ofrecimientos superficiales, pintando ciudades perfectas en medio de un escenario de violencia criminal, pobreza y caos vehicular. Pero también cuando hay un escandaloso distanciamiento con la idea original de administración. Nadie quiere circo.

Pero ese mismo pueblo también ha castigado a la otra orilla, donde la corrupción, la prepotencia y autoritarismo, suavizado con inversión social, disfrutó de su mejor momento en el país. ¿Habrán aprendido la lección?

Que los resultados de estas elecciones seccionales sirvan como golpe de reflexión -y de renovación- para los perdedores, pero que tampoco mareen a los ganadores y que estos no se conviertan en instrumentos de perversas intenciones para revanchas políticas.

¿El pueblo rechazó a los socialcristianos?

“Sí existió cierto rechazo. En los últimos 4 años tal vez hubo algunas obras, pero no en seguridad, empleo y otras cosas necesarias”.

“La gente no rechazó al partido, sino a la candidata, porque los años que estuvo en el poder no lo supo manejar. Si hubiera sido otro candidato tal vez ganaban”.