En la actualidad, algunos sectores de Quito como el Centro Histórico y otros barrios emblemáticos, debido la inseguridad que azota al país, se están convirtiendo de a poco en zonas fantasmas. Otrora concurridos, ahora lucen abandonados la mayor parte del tiempo y solo pululan por sus calles indigentes, delincuentes o individuos que son presa de la drogadicción.

Si bien el Municipio no puede abordar directamente este problema por no estar comprendido entre sus competencias, sí podría emprender diversas acciones, como la organización de eventos culturales, festivales, conciertos o ferias que convoquen a los ciudadanos, logrando que tanto los habitantes capitalinos como turistas nacionales y extranjeros se apropien de esos sitios.

Debería, a la par, controlar los espacios públicos con presencia de agentes metropolitanos, disuadiendo a la delincuencia y, en consecuencia, atrayendo a las familias y grupos de amigos para que sean ellos quienes tomen el dominio de barrios, plazas, calles y parques. Estas iniciativas permitirían contrarrestar la inseguridad reinante y promover la cohesión social en nuestras comunidades.

Sería deseable que los candidatos a alcaldes de todas las ciudades incluyan propuestas de este tipo en sus programas de gobierno.