Siempre alguien es responsable. Los municipios no pueden lavarse las manos de los accidentes que por su acción u omisión se producen en sus ciudades. Los guayaquileños vieron hace pocos días cómo un camión al intentar esquivar un bache atropelló a un ciudadano. Y como este hay otros siniestros y daños menores, personales y materiales, a diario que experimentan los ciudadanos producto de las pésimas administraciones municipales.

El caso de un abogado guayaquileño, quien demandó al Municipio y ganó, puede convertirse en la jurisprudencia necesaria para que los funcionarios públicos empiecen a realizar bien su trabajo. A no creer que porque el ciudadano prefiere acostumbrarse a vivir con el bache frente a su casa en lugar de reclamar y exigir, se van a liberar de su responsabilidad.

La cultura de demandar debe instaurarse, sin abusar de la figura. Los ciudadanos deben empoderarse de sus derechos y hacerle saber a quien administra su ciudad que cualquier trabajo mal hecho tiene sus consecuencias y que deben hacerse responsables de ellas. Basta de que los municipios salgan airosos del sinnúmero de problemas que ocasionan por sus pésimas gestiones. Si la justicia sirve para algo, que sea para al menos obligar a los funcionarios públicos a hacer bien su trabajo.