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Vanessa Passailaigue: Así fue diagnosticada con Hashimoto
A través de esta enfermedad, la presentadora aprendió disciplina. En redes sociales, busca despejar dudas para quienes la padecen
Exponer su vida en redes sociales le ha permitido a Vanessa Passailaigue ayudar a más personas con la enfermedad de Hashimoto, un trastorno autoinmunitario que, en su caso, provoca hipotiroidismo y con el que ha aprendido a vivir.
(Lea también: Conoce la experiencia de Vanessa Passailaigue con la enfermedad de Hashimoto)
No se detiene a leer comentarios negativos. Al contrario, asegura que su mayor recompensa es ayudar a quienes tienen dificultades para entender el proceso de esta enfermedad.
La expresentadora de programas como ‘Complicidades’, ‘Está clarito’ (Ecuavisa) y ‘Cosas de casa’ (TC Televisión) no había hablado en profundidad sobre este tema con la prensa. Padece hipotiroidismo desde hace 15 años, diagnóstico que recibió durante su segundo embarazo.

Su doctor lo detectó mediante exámenes de rutina mientras estaba en gestación, por lo que, en un inicio, pensó que sería una condición temporal. Sin embargo, no fue así.
Acudió a una endocrinóloga, tomaba su pastilla diaria para regular sus hormonas, llevaba una alimentación saludable y hacía ejercicio, pero no lograba controlar su peso.
Con la llegada de la pandemia, la situación se salió de control: su ansiedad aumentó, sufrió la pérdida de su abuelita, presentó síntomas de COVID-19 y comenzó a experimentar dolores de espalda. Pensaba que se debían a sus actividades diarias, como limpiar la casa o mover muebles, pero no era así.
“Se me empezó a caer el cabello y subí de peso. Pensé que era debido al encierro y la falta de actividad. Pasó la pandemia, retomamos la vida normal y seguía empeorando. La ansiedad se apoderó de mí. Tenía que dejar a mis hijos en la escuela y no quería cambiarme de ropa, iba en pijama. Me levantaba a comer y volvía a dormir. Pasaba el día en pijama, estaba cansada, triste, depresiva”, cuenta.
Visitó varios médicos, entre ellos un deportólogo y un traumatólogo, pero no encontraban el origen de su malestar. Se sometió a una resonancia magnética por los dolores en el cuerpo, pero los resultados no arrojaban respuestas. Además, le dolían los dientes y seguía aumentando de peso sin control.
Cambio de vida
Buscó otra opinión médica y finalmente le diagnosticaron la enfermedad. Al investigar más, su vida cambió. Inició una alimentación antiinflamatoria, adoptó un estilo de vida más pausado, ahora piensa bien antes de tomar decisiones, evita situaciones incómodas y a personas negativas. Además, trata de no estresarse, practica la meditación y realiza ejercicio de manera controlada.
“No tengan miedo, con esta enfermedad se puede vivir feliz, pero es clave llevar una vida balanceada, sin excesos. Vamos a vivir lo que tengamos que vivir. Es importante que tu familia y amigos sepan de tu condición para que te apoyen en los momentos difíciles, porque hay bajones y siempre necesitarás el respaldo de tu núcleo cercano”, expresa.
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