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José Quintero lleva cerca de diez años en Liga de Quito. Se ha ganado el cariño de los hinchas.RENÉ FRAGA / EXTRA

José Quintero: "Cada título con Liga de Quito lo llevo en la piel"

El Choclo es uno de los capitanes albos y ha estado en los momentos buenos y malos. Cumplió su sueño de ganar un torneo internacional

A finales de 2014, cuando viajaba a su natal Quinindé (Esmeraldas) de vacaciones, tras cumplir con una destacada campaña con Aucas, José Quintero tuvo que regresar de urgencia a la capital. Liga de Quito se había fijado en el lateral derecho y lo fichó para que sea el sucesor del histórico Néicer Reasco.

El Choclo no lo pensó y, desde Santo Domingo de los Tsáchilas, emprendió la vuelta a Quito para tomar una decisión que le cambió la vida. Cerca de 10 años después, con experiencias buenas y malas, Quintero se convirtió en uno de los capitanes y referentes de los albos. Suma más de 300 partidos con los universitarios y con el que el 2023 consiguió uno de sus más grandes sueños al coronarse campeón de la Copa Sudamericana y de la LigaPro.

Todo esto de la mano del DT Luis Zubeldía, quien le dio la oportunidad de llegar a la U, y con el que se reencontró a mediados de 2022 para cobrar revancha del 2015, donde se quedaron a puertas del título nacional. El Choclo nos cuenta sus vivencias en el club al que considera su “lugar feliz en el mundo”.

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¿Cómo se consigue ser un referente y parte de la historia de un equipo tan importante como Liga de Quito?

Son muchos años de sacrificio, de trabajo, de momentos buenos y no tan buenos. Trabajar fuerte siempre y mucho más si no se dan los resultados, nunca darse por vencido, así las cosas no se estén dando. Es algo que la hinchada valora, entregar el corazón hasta el minuto final. Soy un agradecido con la institución y la hinchada por todo lo que me han dado.

¿Cuál es el día que más recuerda desde su llegada a la U?

El momento que yo me entero de que tenía la posibilidad de ir a Liga de Quito estaba saliendo de vacaciones, nunca voy a olvidar ese día. Me encontraba por Santo Domingo cuando mi empresario me llama y me dice que si quiero jugar en Liga, me regresé ese momento. Agarré un taxi y me vine a firmar el contrato.

Su estreno fue en una temporada en la que Liga de Quito fue protagonista.

El 2015 que llego a Liga era el segundo año al mando del profe Luis Zubeldía. Hicimos una gran campaña y solo nos faltó salir campeones, no se nos dio. Fue el único sabor amargo, que en mi primer año en la Serie A no pude levantar el título.

También vivió momentos difíciles en estos cerca de 10 años con los albos. ¿Cómo logró manejar las críticas y la presión de los hinchas?

Hubo momentos complicados, con la hinchada en contra, nos tocó pasar cosas duras. Un club como Liga siempre te exige pelear los primeros lugares y hubo temporadas donde no fue posible. La presión de la hinchada te hace ser más fuerte, querer más esta camiseta que está impregnada en mi corazón.

La temporada de 2023 parecía que iba a ser complicada, pero el segundo semestre todo cambió. ¿Cuál fue la clave para encontrar el camino a los títulos?

Cuando jugamos con Barcelona, en Casa Blanca (15 de abril), ganando ese partido éramos punteros de la primera etapa, lo recuerdo tanto. Nos habíamos preparado para agarrar la punta y no aflojarla más, ese era el objetivo. Pero perdimos un invicto de años ante Barcelona, la gente no lo podía creer, en cancha fuimos superiores, no nos entraban los goles, perdimos por un autogol. Dolía perder el invicto. Ahí nos tocaron algo más que el orgullo, la dirigencia nunca nos dio la espalda. Hicimos el compromiso que la única forma de retribuirle a la hinchada era saliendo campeón. Fue la mentalidad de todos quienes formamos Liga, todos tiramos para el mismo lado, fue la clave para ganar la Copa Sudamericana y la LigaPro.

Llegó a un club que había obtenido varios trofeos internacionales, pero que después tuvo una larga sequía. ¿Cómo vivió el romper esta racha al ganar la Copa Sudamericana?

Llegar a una final internacional es muy complicado y ganar el título mucho más. La mentalidad fue muy importante, teníamos claro que si queríamos quedarnos con la Copa Sudamericana debíamos ganarles a todos, de visita y de local. Recuerdo que Botafogo era uno de los favoritos y en casa les dimos un paseíto y allá sabíamos que teníamos que correr todo el partido. Tuvimos un equipo compacto, los que entraban al cambio lo daban todo. Formamos una familia que lo dio todo por el club y se vio reflejado en ganar el torneo.

El Choclo Quintero logró su sueño de ganar una corona internacional con los albos.CORTESÍA

¿Toma los títulos de 2023 como una revancha que tuvo junto al DT Luis Zubeldía?

Sí, conversé con él de eso. Cuando ganamos la Sudamericana nos abrazamos y le dije que si el 2015 no pudimos ser campeones nacionales, nos volvimos a encontrar para ganar un torneo internacional. Cuando el profe Zubeldía se fue, tenía esa espinita y nos reencontramos después de tantos años para tener nuestra revancha. Es algo que siempre lo voy a llevar en mi memoria y en mi piel. Le agradezco al profe por haberme dado la posibilidad de llegar a un equipo tan grande como Liga.

Y lo ha cumplido con los tatuajes de los trofeos.

Los títulos llegaron después de una época muy difícil y tomé la decisión de tatuarme y llevarlos en la piel. Nunca me gusta tener un lugar del cuerpo definido, cuando lo gano ahí lo decido.

¿El momento más feliz que ha vivido en Liga de Quito?

El año anterior que ganamos la Sudamericana y la LigaPro. En 2015, 2019 y 2020 no pudimos levantar el título, se me han ido tres campeonatos, pero es parte de la vida, no siempre se gana. La clave es saber levantarse de las derrotas, siempre se aprende. También recuerdo el 2018 donde formamos una gran familia y ganamos el campeonato nacional.

El Choclo Quintero muestra el tatuaje de la Copa Sudamericana.RENÉ FRAGA / EXTRA

¿El más complicado?

Entre 2016 y 2017 fue muy complicado. No se daban los resultados, trajeron muchos jugadores que no se adaptaron al club. La hinchada quería que nos vayamos todos, ese momento me decía: ‘¡Qué hago aquí!’. Me quería ir, pero tenía contrato y seguí luchando.

¿La Tricolor es el tema pendiente?

Cuando fui a la selección no pude dar todo. No sé si tenga la posibilidad de volver, pero si se presenta esa opción buscaré retribuir lo que el fútbol ha hecho por mí. Cantar el Himno Nacional con la camiseta de tu país es algo que eriza la piel, algo inolvidable.

El look también es algo que le ha caracterizado y que ha ido cambiando.

Es algo que me ha nacido, siempre busco sentirme bien. Recuerdo que llevaba el cabello corto hasta cuando me lesioné en Ambato, en 2021, me fracturé el cráneo y estuve a punto de perder la vida. Con eso me di cuenta de que todo puede cambiar en un instante y decidí dejarme el cabello largo como lo llevo hasta ahora, también me ayuda a tapar la cicatriz.

¿Tiene camisetas especiales guardadas en la casa?

Tengo todas las de Cuniburo, Aucas y Liga de Quito. Han marcado cada etapa de mi carrera.

¿Si no era futbolista, qué le hubiera gustado ser?

Cuando tenía 17 años trabajaba de albañil para poder comprarme el cajón de madera y las cosas para hacer el curso de soldado, siempre me gustó la milicia. Tenía decidido ir al cuartel y hacer mi vida militar, llegar a ser parte de las fuerzas especiales. En Quinindé, del fútbol no se podía vivir, iba a la cancha porque un entrenador me daba un vaso de coco y un corviche después de cada partido. Recuerdo un día que habíamos terminado una losa con el maestro, trabajamos hasta las 18:00 y mi mamá le llamó para decirme que si quería ir a probarme en un equipo de Quito. Compré el pasaje, me despedí de mis amigos y les dije que no regresaría hasta ser un jugador profesional. Esa ilusión me impulsó para cumplir con mi sueño.

¿Qué hizo con su primer sueldo?

Siempre repartía mi sueldo. La mitad a mi mamá, y el resto, para vivir. En Cuniburo no era mucho, 100 dólares para cada uno. Cuando llegué a Aucas subió a 500 para cada uno. Gracias al fútbol, a mi mamá le pude dar su casita en Quito, a mis hermanos les he podido construir un piso. Ahora quiero cumplirle el sueño a mi papá de construirle su casa.

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