Los hinchas del Independiente del Valle salieron contentos del estadio Banco Guayaquil tras ver que su equipo se quedó con el primer round ante Emelec, por las finales de la LigaPro.

Los rayados consiguieron una importante ventaja de cara a lo que será la revancha, este domingo 12 de diciembre, en el estadio Capwell, pero eso tampoco hace que ya se sientan campeones nacionales.  Coinciden en que no hay que confiarse por la victoria y el buen juego presentado en casa, ya que el Bombillo es un rival de cuidado.

“Estamos muy cerca de conseguir la estrella que nos falta. En Guayaquil será un partido difícil, confiamos en nuestros jugadores para la gran final”, afirmó Marco Sandoval, de 76 años, quien formó parte de la gran barra de la familia Santamaría, que son parientes de José Terán, fundador del club en 1958.

El técnico Renato Paiva también es cauto. “En una final, todo puede pasar. Ni con el 3-0 estaba cerrada. Del otro lado están un gran equipo y un gran entrenador, que nunca se rinden”, analizó el estratega portugués.

Señaló que los cambios que realizó fue para preservar a sus futbolistas para la segunda final en Guayaquil. “A Lolo Faravelli y Luis Segovia los saqué para que no se pierdan la revancha (por suspensión). También para evitar lesiones de José Hurtado, Cristian Pellerano y Junior Sornoza”.

Paiva catalogó como “increíble” el partido de sus pupilos, y destacó que estuvieron “enfocados en el juego, en lo que exige una final”.

Otro factor a favor del cuadro del Valle son las estadísticas. Este año no ha perdido con los eléctricos (dos victorias y un empate) y, además, lleva una racha de nueve juegos invictos ante el Bombillo (6 triunfos y 3 empates).

PREPARATIVOS

A la par del festejo del gran triunfo de los rayados, los integrantes de la Locura del Valle ya piensan en el partido en el Capwell.

Con anterioridad ya tenían decidido que no viajarían a Guayaquil para preparar la fiesta en Sangolquí. Están gestionando la colocación de una pantalla gigante para ver juntos la definición del título.

Si consiguen la anhelada estrella nacional, efectuarán una caravana por las calles de la ciudad hasta llegar a la plaza y festejar en la pileta, como ya es tradición.