Más de una hora había transcurrido luego de la llegada del ganador de los 50 kilómetros marcha en los Juegos Olímpicos. Ya no quedaba nadie más en la ruta, pero el ecuatoriano Claudio Villanueva seguía en su afán de terminar la prueba. 

El esfuerzo que hacía era notorio, daba la impresión que atravesaba por molestias físicas, sin embargo los aplausos del personal de ayuda le daban ánimos para seguir y cruzar la meta, en lo que solo pensaba.

Marchaba con dificultad, pero pese a ello no recibió el número de sanciones para que lo descalifiquen. El tricolor cumplió con las reglas a cabalidad y no se rindió en las altas temperaturas de Sapporo.

Se hidrataba constantemente mientas sus gestos de dolor eran más intensos. Solo a él se lo esperaba para comenzar con la ceremonia de premiación a los ganadores, pero eso poco o nada lo inquietaba, el quería llegar y no rendirse.

Fue luego de 4:53:09, que Villanueva cruzó la meta, en último lugar, pero apuntando al cielo. El personal de asistencia lo esperaba con una silla de ruedas, pero él prefirió unos minutos a solas para llorar. Llegar fue su triunfo, representando al verdadero espíritu olímpico.