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La columna de la ex ¡Se retiró del fútbol y la casa!
Verdades ocultas que salen a la luz... a cuidarse.
No lo creía, sabía que tenía otra doña, pero jamás imaginé que iba a llegar a tanto. Año 2000, llegó su año. Debutó en primera categoría, era el sueño desde que vivíamos en La Chala, al sur de Guayaquil.
Yo era el amor de su vida. Claro que de vez en cuando me confesaba que quería llegar a ser jugador para darme todo a mí y taparle la boca a la familia de la chica que le había dicho que no, porque no tenía para darle un buen futuro.
Pero ese febrero del 2000 todo cambió, dejó de ser el niño vago del barrio y se transformó en el mejor ejemplo de superación. Era el futbolista de la barriada.
Mi familia y yo lo habíamos apoyado. Para enero del 2001 ya estaba nuestra primera bebé.
Aquí comenzó todo lo raro, él nunca más me habló mal de la chica del barrio que le dijo que no cuando se le declaró.
Pero la gente es sapa en todas partes. Nos fuimos a vivir al norte de la ciudad, arrendando, pero los ‘vecinos’ al poco tiempo me dijeron que mi marido andaba con la “oxigenada”, así le decían a las rubias a la fuerza en esos años. Pasaron 20 años, y las dudas quedaron.
Él se autorretiró del fútbol, pero con eso también pasó lo más increíble: con el sueldo de jugador él tenía doble vida, doble esposa y dos hijos conmigo y dos con la tipa esa.
Tres meses después que ningún equipo lo contrató, se fue de la casa a vivir con la chica que una vez le dijo que no.
Han pasado varios años y no lo supero, no creo que me haya visto la cara a mis hijos y a mí. El divorcio ya está en su etapa final, lo veo y no lo creo; ahora entiendo por qué nunca guardamos dinero, siempre decía que no le pagaban lo que él valía. La verdad, todo fue por la “oxigenada”.