Un centenar de devotos, siguiendo los protocolos establecidos, tiene acceso para orar ante la imagen del Señor del Buen Suceso, patrono de Riobamba y una de las efigies más admiradas en la provincia de Chimborazo.

En la iglesia de La Concepción, donde permanece la imagen bajo la custodia de las Hermanas de Claustro, el fervor trasciende.

Con el inicio de la novena a esta advocación, el domingo último, se revive la tradición cuyos orígenes se remontan a los tiempos de la colonia y que quedó como fusión de las creencias de los indígenas y de los ritos religiosos traídos por los españoles.

La imagen de Jesús coronado, azotado y sentado en una silla, fue creada en 1650 y su nombre obedece al extraordinario suceso ocurrido en el taller donde lo elaboraban. El Cristo se iluminó como si se estuviese incendiando, por ello lo denominaron El Señor del Suceso.

El hecho trascendió y después centenares de personas querían ver y palpar a la imagen que se iluminó. Así se propagó la devoción y, en 1859, se inició el culto que se convirtió en parte esencial en la vida de quienes vivían en la capital chimboracense.

En esta fecha se formó la Asociación de Devotos del Buen Suceso, encabezada por un español, y los integrantes eran los encargados de llevar la imagen en procesión por las calles de la ciudad, según se recoge en el texto sobre la historia de esta imagen y su devoción.

Cada año, al amanecer del Martes Santo, sus devotos se alistaban para acudir al tradicional recorrido por las calles con el Cristo que era llevado en andas hechas en madera de eucalipto. El tercer día de la Semana Santa es el único en que sacan a la efigie a las calles.

Este será el segundo año que no se cumplirá la famosa procesión que paralizaba a la ciudad. La pandemia alteró esta tradición, pero no su luz.