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Ilustración de la monja dejando atrás el convento.Imagen creada con inteligencia artificial ChatGPT

Monja de Ecuador abandona convento para explorar intimidad, pero enfrenta vaginismo

Un sexólogo narra el caso clínico y destaca la compleja gravedad del vaginismo. Un año duró su paciente en terapia

Al final del día, las personas religiosas son humanos con las mismas necesidades y deseos que cualquier otra persona. Esto incluye aspectos como la sexualidad, que pueden ser cohibidos por normas religiosas.

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El caso clínico mencionado por el doctor Edison Pazmiño, un experto en Sexología Clínica, ilustra cómo una monja decidió dejar su vida conventual para explorar una parte que siempre le habían restringido: la fornicación. Esto, sin imaginar que su vagina estaba 'restringida'.

El deseo y la culpa de la religión

Cuando esta mujer de 40 años dejó atrás una década como monja, pensó que encontraría libertad al abandonar el celibato. Sin embargo, su deseo de explorar su sexualidad chocó con las profundas raíces de su formación religiosa. "El miedo a Dios estaba incrustado en ella", relata Pazmiño.

A pesar de querer tener intimidad, ella sentía que estaba desafiando su fe, más aún si lo que quería, verdaderamente, era experimentar el sexo sin casarse. "La mujer me dijo: 'no quiero llegar al matrimonio sin tener experiencia'", cuenta.

La mujer del caso clínico tenía espasmos en cuanto iba a mantener intimidad.Freepik

Entonces, tuvo un novio, de una edad similar a la de ella. Su primera experiencia en el 'cuerpeo' fue frustrante. Los músculos de su piso pélvico parecían conspirar contra ella, cerrándose involuntariamente y haciendo imposible cualquier tipo de penetración.

La desesperación la llevó finalmente al consultorio del doctor, quien identificó la raíz del problema: vaginismo.

Esta condición significa que los músculos alrededor de la vagina se contraen involuntariamente, haciendo doloroso o imposible cualquier tipo de penetración. Puede originarse por causas físicas, como infecciones o traumas, o psicológicas, como abuso sexual, abortos o ansiedad severa. En este caso, la raíz estaba en su historia personal y religiosa.

El trauma oculto en la fe

"En la consulta medica también hacemos un examen físico, donde descartamos que no exista una condición anatómica que pueda alterar la actividad sexual. Aunque no hagamos una introducción vaginal, hacemos una inspección en donde vemos que no exista una infección o alguna tumoración. Bueno, esta chica no tenía ninguna condición médica anatómica, pero el solo hecho de intentar observar la vulva, era imposible", explica el sexólogo.

En su evaluación psicológica, la paciente confesó un episodio que le dejó una huella. Durante su tiempo en el convento, intentó intimar con un estudiante de teología. “Ese momento marcó profundamente su percepción de la sexualidad. El convento para ella algo puro y sagrado, pero se transformó en miedo” explica el doctor.

El especialista destaca la importancia de la fisioterapia pélvica para tratar el vaginismo.Tomado de FIsioterapia Goya

Este evento, sumado a los mitos en torno a la virginidad y el pecado, cimentó su vaginismo.

Edison Pazmiño

Sexólogo

"Estos casos necesitan mucha información y educación sexual porque definitivamente tenemos que derribar muchos mitos y falsas creencias. Hay que entender que las leyes bíblicas son una cosa y el aspecto fisiológico otra".

¿Cómo afrontar el vaginismo?

El tratamiento requirió un enfoque integral que combinó técnicas de relajación, fisioterapia del piso pélvico y, sobre todo, terapia psicológica. “Primero trabajamos en disminuir su ansiedad, ayudándola a entender que el sexo no es algo prohibido, sino una experiencia natural”, detalla Pazmiño.

Un elemento clave fue el uso de dilatadores vaginales de diferentes tamaños, que ayudaron a reentrenar los músculos y a construir confianza en su propio cuerpo. La colaboración de su pareja también fue crucial, pues era paciente, algo que no siempre sucede en estos casos, según el terapeuta.

Después de un año de sesiones, la paciente logró experimentar una relación sexual plena, sin dolor ni temor.

"Estos casos necesitan mucha información y educación sexual porque definitivamente tenemos que derribar muchos mitos y falsas creencias. Hay que entender que las leyes bíblicas son una cosa y otra el aspecto fisiológico. Hay que entender que el sexo es natural", concluye Edison Pazmiño.

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