Febrero, es conocido como el mes más corto del año, con tan solo 28 días en la mayoría de los años, genera siempre curiosidad. Aunque este detalle pueda parecer simple, tiene una razón histórica y matemática detrás. La duración de febrero está relacionada con el ajuste necesario en nuestro calendario para alinear el año con el ciclo solar. 

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Pero esta peculiaridad se remonta a la antigua Roma, cuando originalmente, el calendario romano, atribuido a Rómulo, solo tenía diez meses y un total de 304 días, dejando el invierno sin contabilizar. Posteriormente, Numa Pompilio, el segundo rey de Roma, decidió ajustar el calendario para que coincidiera mejor con el ciclo lunar, añadiendo los meses de enero y febrero. Sin embargo, como los romanos consideraban los números pares de mala suerte, Numa hizo que la mayoría de los meses tuvieran 29 o 31 días, dejando a febrero con 28 días, ya que era el último mes del año y estaba asociado con ceremonias religiosas y de purificación.

Más adelante, con la reforma del calendario juliano impulsada por Julio César, febrero mantuvo su duración de 28 días, pero se añadió la regla de los años bisiestos. Cada cuatro años, se agregaría un día extra a febrero (29 días) para corregir el desfase entre el calendario y el año solar, ya que la Tierra tarda aproximadamente 365,2422 días en completar su órbita alrededor del Sol. Esta estructura fue refinada aún más con la reforma gregoriana en 1582, que sigue vigente hoy.

Pero entonces, ¿por qué Febrero tiene 28 días este año?

Febrero tiene 28 días en 2025 porque no es un año bisiesto. Según el calendario gregoriano, los años bisiestos ocurren cada cuatro años para corregir el desfase entre el año calendario y el año solar. Sin embargo, hay una excepción: un año no es bisiesto si es divisible entre 100, a menos que también sea divisible entre 400.

Dado que 2025 no es divisible entre 4, no cumple con la condición para ser bisiesto. Por lo tanto, febrero mantiene su duración habitual de 28 días en lugar de 29, como ocurre en los años bisiestos. Esta regla se implementó para mantener la alineación del calendario con el ciclo solar y evitar desajustes en las estaciones a lo largo del tiempo. Así, el próximo año bisiesto será 2028, cuando febrero tendrá 29 días nuevamente.

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