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Buena Vida
Dora Carreño y Miguel Cedeño, celebran la vida con mucha fe
El presentador de farándula y su mamá por primera vez comparten una entrevista juntos. Dicen que el cáncer les dejó algunas lecciones.
“De este mal momento (el cáncer que atraviesa Miguel Cedeño) rescato que ahora Miguel me acompaña a las reuniones familiares, a los cumpleaños de mis hermanos y dormimos juntos...”. Fueron las primeras revelaciones de Dora Carreño, la mamá del presentador de farándula, quien por primera vez aceptó posar para una sesión de fotos de un medio de comunicación con su hijo mayor. Se dejó guiar. ‘La Cerecita del pastel’, como se lo conoce al comunicador, se encargó de buscarle el vestuario. Eligió, en su honor, una blusa con figuras de cerezas.
Las fotos con las poses más espontáneas resultaron ser las mejores, porque se congelaron los momentos de complicidad y amor. Dora estuvo pendiente de Miguel. Cuidó cada detalle y viceversa. Así estuvieron casi tres horas que duró esta producción. Cuando Miguel habla, ella lo mira detenidamente. Hoy, ambos celebran a lo grande: los 35 años de Miguel y el Día de la Madre.
¿Cómo están?
Dora: En esta etapa de la vida ya más tranquila. Miguel ha evolucionado bien, gracias a Dios.
Miguel: Muy bien. Esta etapa fue muy dura y me enseñó a conocerme.
Generalmente cuando una persona recibe la noticia de que padece una enfermedad catastrófica enseguida la relaciona con la muerte, ¿por su mente les pasó algo similar?
D: A mí no. Cuando recibí la noticia estuve tranquila, lo encomendé a mi hijo a Dios, debía mostrarme fuerte para él, aunque por dentro tenía miedo.
M: A mí sí, es más le dije a mi mami que hable con Marlon Acosta para que hagan mi telenovela (risas). Quería participar en la producción hasta cuando pueda, ya tenía elegido al protagonista. Una vez me dio miedo, sentí ansiedad, le pregunté a mi mamá si me iba a morir, ella me dijo que esto es curable y le creí.
En este proceso complicado ¿les hizo falta la figura paterna? En entrevistas anteriores Miguel ha dicho que usted ha sido madre y padre para ellos...
D: Gracias a Dios tengo una familia que me ayuda. Mis hermanas han sido sus otras mamás y mi papá fue esa figura paternal.
M: No he hablado con él. No me suma ni me resta porque no viví con él, fue marinero y por su trabajo no estuvo en casa. Tengo entendido que habla con mi hermana.
Tu abuelita, Dora Coronado, fue una persona muy importante para ti, ¿cómo crees que ella hubiese tomado la noticia de tu cáncer?
M: ¡Uy! Se hubiese muerto por segunda vez.
D: Sí. Mi mami no hubiese resistido esta noticia.
¿Qué enseñanzas les dejó la enfermedad?
D: Me sirvió para que Miguel se dé cuenta de que no me acompañaba a los cumpleaños de mis hermanos.
M: Valoro más a mi familia y a los pequeños detalles. Es como que tengo una cernidera, me di cuenta que tengo pocos amigos. Con los que salía a las farras se alejaron. Personas que nunca imaginé que me escribirían se hicieron presente.
¿Hay un nuevo Miguel detrás de esto?
M: Sí, hay uno más paciente.
¿Es real lo que dice la gente, que antes llegabas a un lugar y no saludabas?
D: Nooo... Miguel siempre saluda en cualquier lugar.
M: No saludaba a quien me cae mal. Eso es diferente.
¿Qué hacían antes y ahora ya no?
D: Dormimos juntos.
M: Antes solo lo hacíamos cuando tenía pesadillas.
¿Ahora Miguel depende de usted para ciertas actividades?
D: Lo ayudo a amarrarse los zapatos porque por ahora no puede mover su brazo.
M: Dios es sabio. Dejó inmóvil mi brazo para que tome las cosas en serio y bajarme las revoluciones porque no paro, estoy de un lado a otro.
Esta enfermedad es cara, económicamente hablando...
D: Sí. Lo primero que se me pasó por la mente fue vender mi carro y mi casa para cubrir con sus gastos.
M: No somos millonarios, pero gracias a Dios estuve pagando un seguro oncológico sin saber que lo iba a utilizar.