Entre cartones, goma blanca, estilete, cuerina y cartulina pasa Jorge Consuegra, un artesano de 83 años, guayaquileño, quien por más de seis décadas ejerce un oficio que está por desaparecer: la encuadernación manual y la fabricación de archivadores, labor con la cual ha sacado adelante a sus dos hijos, lo dice con orgullo.

Vive en un modesto departamento en el centro sur de Guayaquil, sitio en el que montó su minitaller, conformado de un pequeño y gastado banco de madera y una rayada mesa plástica. Las canciones de Daniel Santos, Vicentico Valdés y Julio Jaramillo le crean el ambiente laboral ideal, también las melodías de Henry Fiol. Ríe y comenta con picardía que trabaja con sabor.

La Pochonga y Clarita, sus perras, son sus eternas compañeras. Ellas lo contemplan mientras él corta, pega y arma. Revela que al día puede hacer cuatro archivadores de los grandes. Sus funcionales creaciones varían en su precio, van de 40 a 10 dólares, según el tamaño y estos han sido vendidos en diversos puntos del país, sobre todo en la Sierra ecuatoriana.

Es perfeccionista, pero no cae en la obsesión, sino en la excelencia. Al preguntarle sobre sus herramientas a utilizar, dice que “las medidas las tiene en su retina y en las yemas de sus dedos”.

Fue el ‘hombre del maletín’

No es lo que se imagina… Él a los 20 años, recorría casco comercial porteño, en especial el área del Gran Pasaje. Iba encorbatado y con un maletín. No llevaba ningún ‘cariñito’ para nadie, solo vendía útiles de oficina, elementos hoy descontinuados: cintas de máquina de escribir, papel carbón, entre otros. En sus ‘andanzas’ se convirtió en proveedor de Citibank y uno de sus funcionarios lo llevó a laborar a Machala, a una entidad financiera. Allí se desempeñó como encuadernador. En ese trabajo conoció los diversos tamaños: el oficio, la nota de venta y con orgullo dice que él introdujo el tamaño cheque.

El consentido de los ‘pelucones’

Desde hace nueve años trabaja en la parte trasera del Village Plaza (Samborondón), en la calle, lugar en el que ha hecho muchas amistades y clientes. Entre ellos está la exmiss Ecuador 2004, Susana Rivadeneira, la maquilladora Andrea Navarrete, empresarios y trabajadores del sector.

Al referirse de la exreina de belleza lo hace con mucho cariño, menciona que es su amiga y le ha ayudado mucho consiguiéndole clientes, víveres, ayudándole a crear el logo de su marca, que fue diseñado por Vivi Méndez, que muestra su rúbrica y rostro.

Asimismo hay otras personas caritativas de ‘Sambo’ que le han dado una mano y le han ayudado a ‘parar’ su departamento, otorgándole una nevera, colchón, TV, cocineta.

Bienvenida modernidad

Su nieto, Eddie Consuegra, de 22 años, le ayuda a vender sus archivadores por Instagram, algo que desconocía don Jorge, pero le ha ayudado mucho en tiempos de pandemia. Desde el encierro ha creado más de 100 archivadores y en junio pasado tuvo 32 pedidos, destinados a Riobamba, Cajas, Cuenca, Quito, Manabí y Pasaje.

Eddie conoce el oficio y le ayuda con el control de calidad. Él quiere destacar más el trabajo de su abuelo darle más elegancia, metalizando las esquinas de los archivadores e imprimiendo su firma en cada producto. 

Conoce más el trabajo que desempeña don Jorge a través de nuestro EXTRAvideo.