El excontralor general de Ecuador, Carlos Pólit, se presentó este lunes 9 de septiembre en la Corte de Miami con una apariencia que contrastaba marcadamente con la opulencia que alguna vez le acompañó. Tras cuatro meses de confinamiento en el Centro de Detención Federal de Miami, Pólit llegó al recinto judicial para escuchar la sentencia que le corresponde por sus crímenes de conspiración para el lavado de dinero, encubrimiento y participación en transacciones con bienes de origen delictivo.

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A diferencia de su pasado reciente, adornado por trajes de alta gama y joyas suntuosas, hoy Pólit apareció con un atuendo simple: una camisa y pantalones beige proporcionados por la prisión, junto con chancletas negras. La transformación física era notable; el exfuncionario estaba visiblemente más delgado, con menos cabello y sin el característico bigote que solía lucir.

El ambiente en la sala de audiencias era tenso. Aunque sus familiares estaban presentes y a una corta distancia, la expresión de Pólit al verlos era una mezcla de melancolía y resignación. Su intento de sonrisa ante ellos no logró enmascarar completamente el impacto emocional del momento, y las lágrimas de sus seres queridos no hicieron más que intensificar el peso de su situación.

Los abogados de Pólit, quienes estaban autorizados a estar cerca de él, le ofrecieron gestos de consuelo, con abrazos distantes y palmadas en la espalda que revelaban la compasión y la impotencia ante la adversidad de su cliente. Antes de tomar asiento, Pólit hizo un gesto afectuoso hacia su familia, enviándoles un beso con sus dedos, un acto de cercanía en medio de la distancia emocional y física que la situación imponía.

La lectura de la sentencia, inicialmente programada para hoy, se pospuso hasta el 27 de septiembre a las 08:30 (hora de Ecuador). La demora se debió a un retraso en el procedimiento relacionado con la confiscación de bienes por parte de la Fiscalía. La jueza Kathleen M. Williams, aunque ya había tomado una decisión, optó por aplazar el veredicto para permitir un posible acuerdo entre las partes implicadas.

Durante la audiencia de hoy, Pólit mantuvo una postura inmutable. No tomó notas, no mostró reacción alguna y permaneció en silencio durante los 40 minutos que duró la diligencia. Al final, fue conducido de nuevo a su celda, esposado y sin posibilidad de despedirse, dejando atrás una sala en la que las esperanzas de resolución se habían aplazado.

Con el próximo paso judicial en el horizonte, la incertidumbre sobre el futuro de Carlos Pólit continúa, y su actual existencia en la prisión de Miami se mantiene como una espera incómoda en la penumbra de su situación legal.

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