Candy tiene siete meses de embarazo y está ansiosa de que llegue su cuarto hijo. Sin embargo, las últimas semanas no ha podido reunir el dinero suficiente para sus tratamientos, para la ropita, los suplementos y la cuna del bebé.

La mujer es una de las 339 trabajadoras sexuales que ofrecen sus servicios en el Centro Histórico de Quito y asegura que se siente perseguida y discriminada por las autoridades. Hace un mes, el Municipio sancionó a los dueños de un hotel, ubicado en la Plaza del Teatro, por mal uso de la licencia para el ejercicio de actividades económicas.

Desde ese día, Candy asegura que se ha sentido acosada porque, según ella, policías le han solicitado papeles “como si fuera una ladrona”.

Nelly Hernández, presidenta de la organización Unidas por Nuestros Derechos, añadió que el Municipio ha roto las mesas de diálogo en las que se pretendía negociar el plan de convivencia que ofrecieron las autoridades.

Para Hernández, este plan violenta contra sus derechos al reubicarlas, por ejemplo, en espacios públicos en los que, según ella, no son rentables. Además, Hernández dice que pretenden identificarlas “como si fuéramos animales”.

Medidas legales

Hernández y otras dirigentes realizaron una contrapropuesta, pero no han recibido una respuesta. “Hace 15 días enviamos oficios al alcalde y a otras entidades”.

Ante el silencio de las autoridades, las sexoservidoras tomarán acciones legales en contra del Municipio esta semana. Su intención es buscar la regularización del trabajo sexual en el Centro Histórico al no existir una ordenanza que lo haga.

Luego de esto, piensan golpear las puertas del Ministerio de Trabajo para que sus servicios también sean reconocidos a nivel gubernamental.

Las trabajadoras sexuales se asesoraron con un grupo de abogados que por todo el proceso les cobrarán 12 ‘lucas’. Para pagar dicho monto, ellas realizaron un hornado solidario y organizarán un bingo.

Desde el Municipio indicaron que recibieron los últimos pedidos y que su respuesta fue proponerles nuevamente el plan de convivencia planteado. Sin embargo, las sexoservidoras como Candy aseguran que nunca lo firmarán hasta tener claro que no se vulneraría su derecho al trabajo.

Más datos. 

Trabajo sexual: Las mujeres están agrupadas en tres organizaciones.

Espacios: Cinco hoteles son ocupados para que brinden su servicio.

Mujeres: La mayoría de sexoservidoras tiene más de 50 años.