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Uno de los crímenes se ejecutó en el cantón Naranjal.Miguel Laje

Tiros a domicilio en Manabí y Guayas

Una de las tres víctimas sobrevivió. Los otros dos quedaron tendidos dentro de sus hogares

Las balas llegaron hasta sus propios domicilios. Dos hombres, de tres que balearon, murieron entre la noche del lunes 19 de julio y madrugada del martes 20, en las provincias de Manabí y Guayas.

El primer crimen se reportó en el barrio La Nueva Esperanza, de Manta. Allí, en el portal de su vivienda se encontraba Víctor Samuel González Suárez conversando con su amigo Patricio Enrique Vera Pin.

De pronto, como a las 20:30, aparecieron dos sujetos en moto y descargaron una ráfaga de tiros sobre ambos.

Los lugareños salieron a la calle a ver qué pasaba y se percataron que gritos de auxilio provenían de una de las casas. Allí, en el interior, habían quedado los cuerpos bañados en sangre.

En el sitio, los bomberos confirmaron el deceso de González, quien recibió la mayoría de los disparos en la cabeza.

Las primeras indagaciones apuntan a que los baleados quisieron huir refugiándose en la vivienda, cuando supuestamente se encontraban en el portal. Sin embargo, otra hipótesis que se investiga es que los pistoleros usaron un terreno adyacente para ingresar al inmueble, disparar y luego huir.

“En la escena, la unidad de Criminalística recogió 21 indicios balísticos: 5 de calibre 9 milímetros y los restantes de un fusil”, informó Paco Delgado, fiscal de Manta.

Patricio Vera, con tres impactos de bala en el pecho, fue llevado al hospital Rodríguez Zambrano, donde se encuentra con pronóstico reservado.

‘Liquidaro’n a Agapito

En otro caso similar registrado en el cantón Naranjal, en el Guayas, asesinaron a Agapito Gurumendi Guiracocha, de 64 años.

El crimen se consumó la madrugada del martes 20 de julio por parte de un sujeto que, según las primeras indagaciones, era conocido de la víctima.

Un testigo que dormía a pocos metros del sitio, en una pequeña cabaña, escuchó cuando alguien llegó, llamó al hoy fallecido por su nombre y luego le disparó.

“Como todo el mundo llegaba y él le habría la puerta para beber o fumar, yo no me levanté. Pero cuando escuché los disparos, me quedé quieto para que no me vean”, relató el testigo.

La hija mayor de la víctima, Mayra Gurumendi, dijo que su padre vivía solo y desconoce los motivos del crimen. “Solo quiero que su muerte no quede en la impunidad”, pidió.

La policía, por su parte, maneja la hipótesis de que el crimen sea presuntamente por droga, pues el hombre, al parecer, facilitaba su casa para el consumo y expendio de sustancias sujetas a fiscalización. (AG/ML)