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Terror en el centro de Quito: La mansión neoclásica con un ataúd maldito en el techo
Investigadores paranormales detectaron la presencia de tres entes del más allá. Uno de ellos sería el dueño de la casa
Una casa esquinera ubicada en las calles Caldas y Vargas, a pocos metros de la iglesia de La Basílica, en el centro de Quito, llama la atención de los transeúntes y turistas que caminan por el lugar.
No solo les sorprende su estilo neoclásico de inicios del siglo XX, sino una estructura particular que está en el techo: un ataúd de cemento.
Según el investigador Bryan Albán, esta propiedad perteneció a un general de la época, quien anhelaba que lo enterraran en ese lugar cuando falleciera para ‘observar las estrellas’ después de muerto. Sin embargo, cuando el oficial dejó de existir, las autoridades de ese entonces no permitieron que su cadáver fuera guardado en dicha tumba peculiar.
En la actualidad, el inmueble está deshabitado y EXTRA llevó a dos expertos en temas paranormales para que hicieran un análisis de la energía que proyecta la estructura debido a que los moradores escuchan voces y ven sombras.
¿Hay almas atrapadas?
Esther Figueroa, parapsicóloga y médium (persona que se comunica con los espíritus), recorrió los alrededores de la estructura, tocó las paredes, ventanales y puertas para interpretar de dónde proviene esa ‘mala vibra’ y encontró varios fenómenos de otro mundo.
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Lo primero que identificó es la presencia de un espectro masculino que custodia la parte del ataúd de cemento. Según ella, se mueve de lado a lado, como protegiendo ese espacio para que nadie lo invada.
Ella cree que este ente sería el alma del general que mandó a construir la ‘suite mortuoria’ y que no pudo dejar el mundo terrenal.
Explica que el oficial pudo haber sido muy apegado a las cosas materiales y que la avaricia y los celos serían parte de su personalidad. “El espíritu de este tipo de personas no trasciende y se quedan para cuidar lo suyo. Buscan cumplir lo que en vida no lo lograron”
Figueroa también observa que el general reprime a los trabajadores del ataúd porque había un desperfecto en una de las esquinas y no cumplía con las dimensiones que solicitó.
La parapsicóloga añade que en la casa también vaga el alma de dos mujeres. La primera es una joven con un traje característico de la servidumbre de esa época quien, según la experta, habría sido abusada. “Escucho gritos de desesperación y llantos de dolor”.
El otro espíritu, según Figueroa pertenece a una adulta mayor que vaga por el sótano y el primer piso. “Por donde está ella huele a tierra y madera”.
¿La propiedad está embrujada?
Según el portal ‘Los ladrillos de Quito’, esta propiedad fue construida en 1930 por el arquitecto italo-suizo Francisco Durini Cáceres y fue catalogada como palacio por su gran extensión y rica ornamentación.
Albán fue hizo un análisis de radiestesia que consiste en detectar radiaciones, vibraciones y energías no tangibles con instrumentos como varillas o péndulos. Cuando cruzaba por la fachada de la calle Caldas, notó una presencia inusual.
Según su interpretación, esa zona pudo haber sido utilizada como el cuarto de servicio en el que solían maltratar a los empleados domésticos y posiblemente a alguien se le pasó la mano y mató a uno de ellos.
El investigador paranormal resalta que la única forma de limpiar una casa de estas proporciones se debe contar con la participación de varios médiums que ayuden a ‘transportar’ el alma al mundo de los muertos para que entienda que ya no pertenece aquí.
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