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¡Mujer, súbete a mi taxi! Crearon una cooperativa solo para ellas
Cinco amigas son parte de la iniciativa, que busca que las damas cuenten con un transporte seguro
La incomodidad de una mirada acosadora. El temor a una violación. El riesgo de un robo. Las mujeres experimentan estas y más sensaciones al subirse a un taxi en la insegura Guayaquil. Pero cinco amigas se cansaron de esta situación y le pusieron un freno a la violencia.
Jenniffer Robalino y Sarah Morán son dos de las protagonistas de esta historia, que inició poco antes de la pandemia y que ahora tomó forma de emprendimiento.
En 2019, cuando el coronavirus no se apoderaba del mundo, ellas, junto con otras amigas, se organizaban para, al final de cada farra, salida a comer o reunión social, regresar seguras a su casas.
“Tú anda con ella... Yo te llevo... Te puedo acercar hasta tal lado”. Estas frases eran parte de un repertorio de temor que se activaba cuando abordaban algún carro. Se cuidaban hasta el último cabello. La idea era apoyarse entre sí. Las que tenían vehículo le daban un ‘aventón’ a las que no. En agradecimiento, las beneficiadas pagaban una módica tarifa.
Aquella fraternidad se fue extendiendo. Después, las carreras no solo eran en las salidas de chicas. Si alguna, luego del trabajo u otra actividad podía pasar recogiendo a una ‘pana’, la llevaba. Y de a poco esta práctica se fue extendiendo del círculo de cinco. Posteriormente ya transportaban a las amigas de las amigas. Y así...
DE MUJERES PARA MUJERES
Hace dos meses, Jenniffer y Sarah llevaron su iniciativa a un nivel más formal. Ahora ofrecen el servicio de taxi ejecutivo de chicas para chicas, Frida’s Car.
“Es diferente que te lleve una mujer mismo, que probablemente sea una referencia de otra que ya contrató una carrera”, comenta Jennifer.
Si bien la cooperativa se va moldeando y es un negocio que les deja ganancias, el objetivo principal es movilizar a las mujeres de manera segura. Que no se suban a un carro con la incertidumbre de si llegarán a sus destinos.
Jenniffer sintió la fría sensación del miedo recorrer su cuerpo hace cinco años. Tomó un taxi en la avenida Agustín Freire, norte porteño, a eso de las 20:00. En el trayecto, el conductor se detuvo en la Francisco de Orellana y subió otro hombre al carro.
El delincuente le quitó sus pertenencias y junto con su compinche al volante la retuvieron cuatro horas. Recorrieron cajeros de bancos antes y después de la medianoche para obligarla a retirar el billete que más podía.
Ahora quiere evitarle esa amarga experiencia a otras. “El concepto de Frida’s es que las usuarias sientan que es una amiga quien las está llevando”, explica.
Sarah acota que con esto buscan que las mujeres se suban a las unidades sin la necesidad de tener un plan B. Sin ir pensando durante el recorrido en cómo escapar por si algo malo ocurre.
Sarah maneja las redes sociales de Frida’s; Anita Véliz, abogada de profesión, se encarga de la parte legal de la cooperativa; las hermanas Mercedes y Verónica Romero controlan las centrales de taxis y distribución de carros; y Maité Cajape es la tesorera.
“Nuestros amigos bromean diciendo que se pondrán pelucas para que los llevemos, pero les insistimos en que el servicio es solo para mujeres”, cuenta entre risas Sarah.
Frida’s busca cumplir con el concepto de la sororidad, una relación de apoyo y hermandad entre las mujeres. Así se refleja con el empoderamiento que practican las integrantes de esta cooperativa.