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El puente sobre el río Chiche es una de las estructuras por donde la gente suele lanzarse para quitarse la vida.Gustavo Guamán

Suicidios, otra pandemia

Esta problemática de salud se ha intensificado desde el aislamiento por el coronavirus. Se generan talleres con la comunidad para prevenirlos.

"Me quiero matar”. Esas fueron las últimas palabras que escuchó Juan Carlos Villamar mientras atendía una llamada de emergencia. Él trabaja en el ECU 911 de Quito y recordó que esta alerta le marcó la vida. Se trataba de una mujer, de unos 25 años, quien estaba parada en el borde del puente sobre el río Chiche, en el nororiente de Quito. Quería suicidarse por problemas familiares y económicos.

Villamar coordinaba una unidad de socorro para que atendiera a la joven, mientras hablaba con la persona que alertó el hecho. De fondo, escuchaba los gritos desesperados de la chica y antes de que llegaran los bomberos, ella se lanzó.

“Es traumático ver y escuchar a las personas que atentan contra su vida y no poder hacer nada. A veces se nos va de las manos”, dijo.

Según las cifras que maneja el ECU-911, del 1 de enero al 31 de agosto del 2021, se han registrado 253 suicidios a escala nacional. Esto representa un incremento del 17,1 % en comparación al año anterior, en el que se registraron 216 eventos de este tipo. Hubo 37 casos más. (Ver infografía).

La provincia de Pichincha se ubica en cuarto lugar con más casos en el Ecuador. Villamar comentó que los puentes como el del río Chiche, o los peatonales que hay por la ciudad, son algunos de los lugares que utilizan las personas que pretenden quitarse la vida.

En sus turnos semanales, el joven atiende de 2 a 3 llamadas relacionadas a este tipo de emergencia.

Resaltó que su labor es estresante, porque no se sabe si la persona que está en peligro desistirá o terminará en una sala de velación. Explicó que desde el ECU-911 hay dos formas de atender estos casos: cuando el alertante es la víctima o cuando es una tercera persona que presencia el hecho.

En el primer caso, se realiza una contención emocional. Son momentos cruciales en los que Villamar hace el papel de psicólogo para tranquilizar los ánimos de la víctima y, en ocasiones, parece sacerdote escuchando sus penas.

En las administraciones zonales de Quitumbe, La Delicia, Eugenio Espejo y Eloy Alfaro se reportan la mayoría de suicidios o intentos de suicidios, según el INEC.

La intención –añadió– es sacar la información necesaria como nombres y ubicación para enviar los recursos necesarios que le salven la existencia. “Hay que tener empatía con ellos, porque están en una situación difícil y pueden dar datos incorrectos”.

Lo importante es mantener en la línea al afectado, así sea distrayéndolo, hasta que lleguen los equipos de socorro. Cuando no pueden hacerlo, los operadores se contactan con el área de salud para que designen a un psicólogo y este pueda conversar con la persona. “Esto sucede cuando vemos que el afectado tiene algún tipo de arma cerca de él”, mencionó

En el segundo caso, cuando la persona que alerta el hecho es un tercero, se le pide que indique a detalle lo que pasa con la persona que quiere suicidarse. Monitorean por las cámaras del sector hasta que llegue el personal de ayuda.

Villamar comentó que cada año reciben cursos y talleres por parte del Ministerio de Salud Pública (MSP) o del Cuerpo de Bomberos para saber manejar este tipo de situaciones. “Siempre es gratificante cuando salvas la vida de alguien”.

Juan Carlos Villamar dice que a la semana recibe hasta tres alertas de suicidio.Cortesía
Desde el barrio

La Secretaría de Salud del Municipio de Quito realizó 35 encuentros con la comunidad, con el fin de enseñarles habilidades y capacidades para enfrentar las crisis emocionales que se generaron durante la pandemia, ya sea por la falta de empleo o por la pérdida de algún familiar. Los psicólogos tienen como objetivo enseñar a cuidar la salud mental y a prevenir el suicidio.

El psicólogo clínico Eduardo Calero se encarga de dar talleres a los líderes barriales de Tumbaco y su principal preocupación son los suicidios en el puente del río Chiche. Según la Policía, a la semana se registran de 6 a 8 intentos de suicidio, de los cuales, 1 o 2 terminan en un desenlace fatal. El último ocurrió el 10 de septiembre.

Una semana antes, el sargento Vinicio Moreno le salvó la vida a una joven que estaba a punto de lanzarse de la estructura. Ella quiso tomar esa decisión porque su pareja la dejó, al enterarse de que estaba embarazada de él.

Calero da charlas en las que combina con juegos o actividades didácticas. Una de ellas consiste en pasar recortes fotográficos de revistas y tratar de identificar los estados de ánimo de los modelos.

Las personas que tengan problemas de salud mental e intenciones de quitarse la vida pueden contactarse en la capital a los números:0992608544 / 3949077 / 3121035. 

Patricio Gordón, dirigente del barrio Las Acacias, indicó que este tipo de acercamientos ayuda a los habitantes de la zona porque, según él, hay cambios negativos en su comportamiento. “Los vecinos se han dedicado a la bebida y pasan, muchas veces, botados por la calle”, señaló.

Gordón explicó que el consumo de alcohol y de otras sustancias son factores detonantes para crear un trastorno que pueda desencadenarse en un suicidio. En estos casos, el psicólogo les enseña cómo deben gestionar sus emociones para no sentir la necesidad de consumir alguna droga.

Esta medida también sirve cuando la persona está deprimida o ha sufrido algún tipo de violencia. Incluso, las enfermedades catastróficas pueden ser una motivación para que alguien atente contra su vida. Nathalie López, analista de salud mental de la Secretaría de Salud, señaló que hay un nuevo escenario en esta problemática: el suicidio de adolescentes y jóvenes adultos.

La psicóloga dijo que el mayor índice de casos viene de personas entre 15 a 29 años. Ante esto, recomendó a los padres que estén atentos a las señales de advertencia que envían sus hijos. Enfatizó que en la actualidad se debe manejar otro tipo de comunicación “porque los jóvenes se expresan en sus perfiles de redes sociales”.

Añadió que los métodos que más se utilizan para quitarse la vida en Quito son el ahorcamiento y el uso de un arma de fuego.

Los talleres de la Secretaría de Salud de esta semana tienen como temática principal la sensibilización del suicidio.

La noche del jueves, un joven intentó suicidarse con una escopeta, en San Isidro del Inca. El chico, de 18 años, apuntó a su frente y jaló el gatillo. Según la Policía, habría tomado esta decisión por una depresión que atravesaba por problemas familiares. Está en condición crítica en un hospital.

De la vida real

Los líderes barriales se unen a los talleres del Municipio para prevenir el suicidio. Moradores de Tumbaco comparten sus experiencias.Gustavo Guamán

Tito, de 29 años, intentó matarse por tres ocasiones. La primera vez trató de cortarse las venas y morir desangrado. La segunda, quiso ahorcarse amarrando una soga a la litera, pero esta se rompió. La última se tomó pastillas y fue auxiliado por un amigo médico.

El hombre quiso suicidarse cuando tenía 20 años y sufrió una decepción amorosa. Su novia lo traicionó y el mundo, según él, se acabó. “Tu vida se ‘cae’ y pierdes la autoestima. Más cuando intentas escapar de la realidad con alcohol o drogas”, dijo López.

Tito pensó que tenía que resolver el problema solo, sin contarle a nadie y eso fue peor “porque tenía una personalidad frágil. Crees que no vales nada y que quieres desaparecer”. La única forma que lo hizo cambiar de idea fue ir a terapias. Actualmente es diseñador gráfico y suele dar charlas en grupos de alcohólicos anónimos.

Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), cada año se suicidan 700.000 personas lo que significa que cada 40 segundos sucede un evento de este tipo.  

El suicidio es la segunda causa de muerte en los adolescentes del país, según el Instituto Nacional de Estadística y Censos (INEC)